La Guerra de Vietnam en la Historia Mundial
(15 Marzo 2015)
Continuando con el homenaje a la gran gesta revolucionaria de la "Ofensiva del TET" en la Guerra de Vietman presentamos un importante artículo que destaca la misma y hace un resumen de toda esta guerra contra el imperialismo en general y en particular contra el imperialismo norteamericano.
Continuando con el homenaje a la gran gesta revolucionaria de la "Ofensiva del TET" en la Guerra de Vietman presentamos un importante artículo que destaca la misma y hace un resumen de toda esta guerra contra el imperialismo en general y en particular contra el imperialismo norteamericano.
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La ofensiva Tet: el punto de inflexión en la guerra de Vietnam
Escrito por Alan Woods Martes, 26 de agosto 2008
Traducción al español de The Tet Offensive: the turning point in the Vietnam War (30 de enero 2008)
Traducción al español de The Tet Offensive: the turning point in the Vietnam War (30 de enero 2008)
Los vietnamitas la denominaron: "Chien Tranh Chong My Curu Nuoc" o "la
guerra contra los norteamericanos para salvar la nación". En esta
guerra unos 58.000 soldados estadounidenses murieron en combate y otros
304.000 resultaron heridos. Pero el significado de estas cifras
palidece cuando se comparan con las bajas sufridas por los vietnamitas.
Casi 1.400.000 vietnamitas del sur y el norte murieron durante la
guerra.
Además hay que añadir otros 2.100.000 heridos. Fue una de las guerras
más sangrientas de la historia y se cobró un número especialmente
elevado de bajas civiles. El número total de vietnamitas muertos en
este conflicto nunca se sabrá pero, probablemente, no bajó de los 3
millones, y el número total de heridos no fue inferior a los 8
millones.
El número de soldados norteamericanos en Vietnam pasó de 23.300 en 1963
a 184.000 en 1966. En enero de 1969 el número de soldados
estadounidenses en Vietnam alcanzó su máximo nivel: 542.000. A pesar de
ello, el ejército norteamericano fue incapaz de someter a Vietnam. Fue
la primera vez en la historia que EEUU terminaba derrotado en una
guerra (Corea quedó en tablas).
En agosto de 1963 el nuevo presidente, Lyndon B. Johnson, ordenó el
primer bombardeo de Vietnam del Norte, la operación "Rolling Thunder".
El objetivo era romper la voluntad de lucha de los vietnamitas mediante
una campaña de "conmoción y terror". El número de bombas arrojadas
sobre Vietnam sólo en esta campaña fue mayor que el total arrojado
durante toda la Segunda Guerra Mundial: el equivalente a
aproximadamente 15 kilogramos de bombas por cada hombre, mujer y niño
vietnamita. Las armas químicas defoliaron el 10 por ciento de la
superficie del país.
Pero el número de muertos y heridos no explica toda la historia. El
país quedó devastado debido a los años de bombardeos y arrasamiento.
Miles de kilómetros cuadrados fueron reducidos a cenizas y se
despilfarraron miles de millones de dólares. Miles de acres de bosque
fueron destruidos debido al efecto de los productos químicos venenosos
arrojados por la fuerza aérea norteamericana ("defoliantes"). Este
hecho, en inglés llano, se conoce como guerra química. Muchos soldados
estadounidenses desarrollaron enfermedades serias debido al contacto
con estos agentes químicos. Pero para un número mucho mayor de
vietnamitas significó generaciones de niños deformados, abortos, cáncer
y todo tipo de enfermedades espantosas.
Los orígenes de la guerra
Los orígenes de la guerra de Vietnam se remontaban a la larga y
encarnizada lucha del pueblo vietnamita contra el dominio colonial
francés. En 1932 el títere Bao Dai regresó de Francia para reinar como
emperador de Vietnam bajo los franceses. Ho Chi Minh y sus seguidores
crearon el Partido Comunista Indochino en 1930. Su principal objetivo
era luchar contra el dominio colonial francés y como siempre tuvo un
fuerte elemento nacionalista. Igual que en China, la lucha por la
emancipación social estaba inseparablemente unida a la lucha por la
liberación del dominio colonial.
La Segunda Guerra Mundial convirtió todo en un caldero hirviendo. En
septiembre de 1940 las tropas japonesas ocuparon Indochina, pero
dejaron a los franceses seguir con su administración colonial de la
región. El avance de Japón por el sur de Vietnam en julio de 1941
desencadenó un boicot petrolero por parte de Gran Bretaña y EEUU. La
consiguiente escasez de petróleo obligó a Japón a entrar en guerra
contra EEUU y Gran Bretaña, el resultado fue Pearl Harbour y la
declaración de guerra por parte de EEUU.
La política de EEUU estaba dictada por su ambición de dominar Asia y el
Pacífico. Este objetivo estratégico significa no sólo que debían echar
a Japón, sino también a las viejas potencias coloniales (Gran Bretaña y
Francia). La política de Washington después de 1945 estuvo dictada por
este objetivo. Esa es la razón de la aparente cordialidad de Washington
con Ho Chi Minh en aquel momento, en realidad, los norteamericanos le
ayudaron a salvar la vida. En 1945 el OSS (el precursor de la CIA)
lanzó en paracaídas un equipo sobre su campamento en la jungla del
norte de Vietnam para dar tratamiento médico a Ho Chi Minh que estaba
seriamente enfermo de malaria y otras enfermedades tropicales.
En agosto de 1945 Japón se rindió y los colonialistas franceses
regresaron para reclamar sus anteriores posesiones. Los vietnamitas se
resistieron y comenzó un largo período de lucha anticolonial. Ho Chi
Minh creó el Viet Minh, un ejército guerrillero que derrocó a Bao Dai
con una sublevación generalizada. En Hanói, el 2 de septiembre de 1945,
Ho Chi Minh declaró la independencia de Vietnam después de 80 años de
colonialismo bajo el domino francés y creó la República Democrática
Popular de Vietnam. Ho Chi Mihn intentó negociar el fin del dominio
colonial con los franceses pero sin éxito. El imperialismo francés no
tenía intención de renunciar a Vietnam. Comenzó una lucha encarnizada
que dividió al país en norte y sur. El ejército francés bombardeó el
puerto de Haiphong, asesinando a más de 6.000 civiles vietnamitas y
comenzó una guerra abierta entre Francia y el Viet Minh.
En esta época ya había empezado la Guerra Fría entre EEUU y Rusia. La
revolución china alertó a EEUU del peligro del "comunismo" en Asia.
Washington, por tanto, reconoció como legítimo
al gobierno de Boa Dai y comenzó a subvencionar a los franceses en
Vietnam. Por otro lado Mao, después de ganar la guerra civil en 1949,
inició el suministro de armas al Viet Minh. Al final EEUU se hizo cargo
de la mitad de los costes de los gastos bélicos de Francia en Vietnam.
Pero fue en vano. Los imperialistas franceses fueron derrotados de un
modo decisivo en la famosa batalla de Dien Bien Phu el 7 de mayo de
1954. A pesar del sustancioso apoyo norteamericano, los franceses
finalmente perdieron el control de su colonia vietnamita. Sufrieron una
derrota humillante a manos del ejército de Vo Nguyen Giap, el
Comandante Supremo del Viet Minh, más tarde Giap comentaría:
"La campaña Dien Bien Phu fue una gran victoria. Era la primera vez que
una nación feudal pobre derrotaba a una gran potencia colonial que
tenía una industria moderna y un ejército inmenso. La victoria
significó mucho, no sólo para nosotros, sino para todos los pueblos del
mundo".
La Guerra Franco-Indochina terminó. Tras la derrota humillante en Dien
Bien Phu los franceses tuvieron que abandonar Vietnam dejando atrás un
siglo de dominio colonial. La Conferencia de Ginebra sobre Indochina
creó una zona desmilitarizada en el paralelo 17, el norte quedaba bajo
el dominio de los estalinistas vietnamitas y el sur bajo la dirección
de Ngo Dinh Diem. Se suponía que esta división del país en dos mitades
tendría un carácter temporal.
El Partido Comunista Vietnamita podría haber tomado fácilmente el poder
después de Dien Bien Phu. Pero Stalin, temeroso de un enfrentamiento
directo con EEUU, presionó a Ho Chi Minh para que aceptara este
acuerdo, mediante el cual, los estalinistas recibirían la parte norte
del país y los franceses el sur, hasta la celebración de elecciones
generales en las que se decidiría quién gobernaría el país.
Los inicios de la intervención estadounidense
La potencia que sucedió a los franceses fue EEUU. El imperialismo
norteamericano en los años cincuenta ya estaba interviniendo en
Vietnam. En junio de 1954 la CIA estableció una misión militar en
Saigón. Ese mismo año Bao Dai nombró a Ngo Dinh Diem, el futuro
dictador, primer ministro de su gobierno. El nuevo régimen en Vietnam
del Norte cogió como su modelo a los regímenes estalinistas de China y
Rusia. Los vietnamitas del norte se embarcaron en una política de
reformas agrarias radicales, expropiaron y encarcelaron a los
terratenientes. Esta política era inaceptable para Washington que ya
había emprendido una lucha mundial contra el "comunismo".
Se acordó que las elecciones se celebrarían en 1956, pero EEUU se opuso a estas elecciones y nunca se celebraron. En su libro: Mandate for Change,
el presidente Eisenhower más tarde diría que en ese momento él pensaba
que Ho Chi Minh conseguiría el 80 por ciento de los votos si se
celebraban elecciones libres. El general Andrew Goodpastor, ayudante
del presidente Eisenhower, declaró:
"Se veía que las elecciones, particularmente en el norte, no podrían
ser libres. (...) Además, existía el sentimiento de que incluso si se
celebraban elecciones libres, probablemente estarían dominadas por los
comunistas y éstos conseguirían el control".
Estas palabras expresan con una claridad admirable el concepto de
democracia que tiene el imperialismo norteamericano. Las elecciones son
muy buenas, en la medida que sirven para elegir a gobiernos que son
amigos de EEUU. Pero si no lo son, entonces no son recomendables. Esa
ha sido la filosofía de Washington siempre. Después de dividir
deliberadamente el país por la mitad, EEUU apoyó la dictadura violenta
del presidente Diem en Vietnam del Sur, que era un fanático
anticomunista. Diem reprimía de manera despiadada a la oposición pero
Washington le apoyaba porque era un "demócrata".
La decisión de no celebrar elecciones hizo inevitable la guerra. Los
norteamericanos dedicaron enormes recursos económicos y militares en
Vietnam del Sur para construir un estado títere en el sur, como hoy
intentan hacer en Iraq. Los generales survietnamitas, víctimas de un
exceso de confianza debido al apoyo norteamericano, decidieron atacar
Vietnam del Norte. En 1956 comenzó la lucha entre norte y sur. Los
primeros muertos en combate norteamericanos llegaron en 1959 cuando las
guerrillas vietnamitas atacaron los aposentos de Bien Hoa, murieron dos
militares estadounidenses. Pero el combate no se convertiría en algo
serio hasta la siguiente década.
En 1960 Hanói creó el Frente de Liberación Nacional (conocido como Viet
Cong) para luchar contra Diem y unificar el país. Contaba con el apoyo
de Moscú. Los luchadores del FLN consiguieron éxitos importantes en el
sur. Para alejar a las guerrillas de los campesinos, las tropas de Diem
quemaron aldeas enteras. Los habitantes fueron trasladados a "aldeas
estratégicas" fortificadas, pero bajo supervisión de asesores
norteamericanos. Esta política se llevó a cabo con una brutal coerción
y era tan impopular entre los campesinos que éstos entraban en tropel
en las filas guerrilleras.
Las razones por las que EEUU se implicó en Vietnam no tenían nada que
ver con la "democracia", como claramente demuestran sus acciones.
Estaban dictadas por la defensa de los intereses imperialistas y por
cuestiones estratégicas, como eran la necesidad de contener a Rusia y
China, y detener el avance del "comunismo" en Asia. El 4 de abril de
1954 se publicó un artículo titulado: EU News and World Report, en él se decía lo siguiente:
"Al vencedor en Indochina se le abrirá una de las zonas más ricas del
mundo. Ahí está el creciente interés de EEUU... peltre, caucho, arroz,
la producción primaria estratégica clave son las verdaderas razones de
esta guerra. EEUU considera esta región como una zona a controlar, con
los métodos que sean necesarios".
En Washington crecía el temor a la caída de Vietnam y que ello
provocara un "efecto dominó" en toda Asia. Robert McNamara, Secretario
de Defensa norteamericano en aquel momento, explicaba:
"El objetivo era evitar que el dominó se desmoronara. La pérdida de
Vietnam desencadenaría la pérdida del Sudeste Asiático y, es posible
que incluso la pérdida de la India, y fortalecería las posiciones
chinas y soviéticas en el mundo".
En 1961 fue elegido presidente de EEUU John F. Kennedy. Al ser
Demócrata algunos suponían que estaría a favor de una política exterior
más pacífica. Hoy en día está de moda señalar a Kennedy como un
progresista y un hombre de paz, pero esta afirmación es una
contradicción flagrante con los hechos. Al año de su elección apoyó la
invasión de Cuba que terminó con el fiasco de Bahía de Cochinos. Como
consecuencia de los efectos de esta humillación, Kennedy se empeñó en
demostrar la fuerza del imperialismo norteamericano en Asia.
Las primeras etapas de la implicación militar norteamericana en Vietnam
fueron muy limitadas y bastante cautelosas. La concentración militar
del ejército estadounidense en Vietnam comenzó con asesores de combate.
Sin embargo, el presidente Kennedy declaró que respondería si les
atacaban. Impulsó el uso de métodos brutales contra los insurgentes,
terreno donde las tropas de Diem eran especialmente competentes. En
realidad, la violencia era el arma normal utilizada para respaldar a un
régimen brutal e impopular contra su propio pueblo. Washington
justificaba todo con su cinismo habitual. Robert McNamara el 23 de mayo
de 1962 dijo:
"Las acciones del gobernante, el presidente Diem, han sido calificadas
de autocráticas, quizá sus acciones personales lo sean en alguna
medida, pero uno ve el caos al que se enfrentaba, la anarquía total que
allí existía, es concebible, por tanto, que la necesidad de métodos
autocráticos dentro de un marco democrático para restaurar el orden".
Pero estos "métodos autocráticos dentro del marco democrático" no eran
tan populares en Saigón como lo eran en Washington. La oposición
aumentaba. En Vietnam del Sur se desarrolló una oleada de
manifestaciones. En el verano de 1963 monjes budistas se inmolaron en
señal de protesta por la intolerancia religiosa de Diem. El
descontento se extendió hasta la cúpula del ejército vietnamita y un
grupo de generales preparó un golpe de estado contra Diem. Washington
conocía todo lo relacionado con el golpe pero no hizo nada para
detenerlo, esperaban que así se instalara en Saigón un régimen
pro-norteamericano más fuerte. Cuando fue evidente para Washington que
el ejército vietnamita del sur no podría derrotar a las guerrillas,
entonces se vio obligado a iniciar una intervención militar directa en
Vietnam. Al igual que en Iraq, los imperialistas pecaron de exceso de
confianza. Según McNamara, esperaban retirar a los 16.000 asesores
militares a finales de 1965 y que la primera fase de la retirada se
completaría en 90 días, a finales de diciembre de 1963. No fue la
primera ni la última vez que los imperialistas han cometido serios
errores de cálculo.
El 1 de noviembre de 1963 el gobierno fue derrocado por un grupo de
generales disidentes. Diem fue asesinado por sus propios soldados. La
población de Saigón salió a las calles para celebrar el derrocamiento
de Diem. A las tres semanas del asesinato de Diem, el propio presidente
Kennedy fue asesinado. Su sustituto, Lyndon Johnson, era un virulento
anticomunista y como Kennedy, totalmente comprometido con la guerra en
Vietnam. La intervención militar directa norteamericana comenzó ese
mismo año, con el objetivo declarado de impedir que el sur cayera en
manos "comunistas". En agosto, Lyndon Johnson, que se había hecho cargo
de la presidencia tras el asesinato de Kennedy, ordenó los primeros
ataques aéreos sobre el norte.
El incidente del Golfo de Tonkín
El 4 de mayo de 1964 impusieron un embargo a Vietnam del Norte, se
trataba de una notable intensificación de las hostilidades. Algunas
veces se ha dicho que los embargos comerciales son una alternativa más
satisfactoria que la guerra, pero en realidad, si son efectivos, los
embargos comerciales normalmente llevan a la guerra. En este caso no
fue una excepción.
En Vietnam del Sur el FLN contaba con 170.000 hombres y mujeres. Podían
moverse y operar por casi la mayor parte del país. Siempre que querían,
podían lanzar ataques en el corazón de Saigón cuando querían. Tran Bach
Dang, un activista del Frente de Liberación Nacional de Saigón lo
recordaba así:
"La población se defendía. Establecimos contactos con ellos y les
guiamos. El movimiento de protesta de estudiantes e intelectuales,
incluidos católicos y budistas, se extendía. Cuando la gente vio que
nuestros métodos eran efectivos se unieron a nosotros".
La podredumbre del régimen burgués en Saigón era evidente para todos.
El gobierno estaba en situación de crisis constante, un golpe seguía a
otro. El ascenso y caída ininterrumpidos de ministros, cada uno tan
impopular y corrupto como el anterior, era un síntoma del callejón sin
salida del régimen. Sin el apoyo de EEUU no habría durado una semana.
Johnson aumentó la presencia militar en Vietnam. Envió al general
William Westmoreland, un veterano de las guerras de Corea y Segunda
Guerra Mundial, para que se hiciera cargo de las operaciones militares.
Johnson estaba decidido a que la intervención militar estadounidense en
Vietnam alcanzara un nivel cualitativamente diferente. Pero para
convencer a la opinión pública norteamericana de la necesidad de tomar
medidas drásticas en el Sudeste Asiático, Johnson necesitaba una
excusa. La encontró en el conocido como incidente del Golfo de Tonkín,
que sirvió de pretexto para su objetivo, igual que Pearl Harbour o el
11 de septiembre fueron -a causus belli- una excusa de guerra.
En agosto de 1964 un destructor norteamericano, el USS Maddox, de
patrulla por el Golfo de Tonkín, intercambió disparos con barcos
torpedos norvietnamitas. El presidente Johnson dio instrucciones de que
en caso de un nuevo ataque sobre navíos estadounidenses en "aguas
internacionales" respondieran con el objetivo de destruir a los
atacantes. Dos días después, el capitán del barco pensaba que de nuevo
sufrían un ataque, aunque uno de los pilotos nos estaba seguro. En una
entrevista en televisión el vicealmirante James Stockdale, que estaba
de piloto en Tonkín, hizo la siguiente declaración:
"Yo estaba allí... aquellos destructores que durante más de hora y
media, a mil pies de profundidad, con las luces apagadas, observando
todo lo que hacían. Podía escuchar sus habladurías por la radio, el
Maddox y el Joy parecían tener algo intermitente en sus objetivos de
radar. Me atreví a salir allí y me dirigí hacia donde pensaba que
estaba el barco e intentar asesinarlos si ellos no lo hacían. Pero fue
inútil... bajé allí y no había nada".
Ignorando esta prueba contradictoria, el Pentágono insistió en que se
había producido un segundo ataque. El 5 de agosto de 1964 el Secretario
de Defensa de EEUU declaró:
"En represalia por este ataque no provocado en alta mar, nuestras
fuerzas han atacado las bases utilizadas por las patrullas navales
norvietnamitas".
Fue una clara provocación. No hubo ningún ataque vietnamita contra un
barco norteamericano. Pero Johnson utilizó el incidente del Golfo de
Tonkín para presentar una resolución en el Congreso que permitía al
presidente ir a la guerra en Vietnam. El 7 de agosto de 1964, el
Congreso aprobó la Resolución del Golfo de Tonkín que permitía al
presidente tomar las medidas necesarias para repeler nuevos ataques y
proporcionar la ayuda militar necesaria a cualquier miembro de la
Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO). Los senadores
Wayne L. Morse de Oregón y Ernest Gruening de Alaska fueron los únicos
votos disidentes. El presidente Johnson ordenó el bombardeo de Vietnam
del Norte. El 8-9 de marzo de 1965 llegaron las primeras tropas de
combate norteamericanas a Vietnam.
Moscú y Pekín
La guerra fue una batalla, por un lado, entre el país más poderoso y
rico del mundo, y por otro lado, un ejército guerrillero de pies
desnudos armados con las armas que quedaban de la Segunda Guerra
Mundial. Vietnam del Norte era un país agrícola pobre sin prácticamente
industria. Ho Chi Minh no tenía otra opción que buscar ayuda en China y
la Unión Soviética. Moscú aceptó incrementar la ayuda militar a los
norvietnamitas. Tres semanas después del desembarco de los marines,
fuezas del FLN bombardearon la embajada estadounidense en Saigón.
Johnson culpó a China de estos ataques. El 13 de mayo de 1965 dijo:
"Su objetivo [el de China] no es simplemente Vietnam del Sur, es Asia.
Su objetivo no es el cumplimiento del nacionalismo vietnamita, es
erosionar y desacreditar la capacidad de EEUU de ayudar a evitar el
dominio chino de toda Asia".
No existía ningún tipo de pruebas para esta acusación. En realidad, fue
la Unión Soviética y no China la que suministraba la mayor parte de la
ayuda a los vietnamitas. Los pilotos norvietnamitas eran entrenados en
la Unión Soviética, que también proporcionaba dinero y armas a Hanói.
Moscú buscaba tener ventaja sobre EEUU en Asia y, al mismo tiempo,
estaba ansioso por impedir que Vietnam cayera bajo la influencia de
China. Este era el período de la división chino-soviética donde dos
burocracias estalinistas rivales se enfrentaban entre sí y se
disputaban la influencia en el movimiento "comunista" mundial.
La Unión Soviética entregó una considerable ayuda a Vietnam del Norte.
Moscú envió misiles a Vietnam del Norte, más de mil asesores soviéticos
trabajaban en la defensa aérea contra los norteamericanos. Este era un
factor serio que limitaba las posibilidades de agresión norteamericana
contra el norte. Sin embargo, la escala de esta ayuda afectó
adversamente a las crecientes tensiones entre las burocracias china y
rusa, que entonces estaban involucradas en una lucha encarnizada
dictada por los estrechos intereses nacionalistas de ambas partes.
Fyodor Mochulski, representante del embajador soviético en China
comentó:
"Los chinos querían que les entregáramos todo el equipamiento militar
para Vietnam en la frontera chino-soviética y que China después se lo
pasaría a los vietnamitas. Descubrimos más tarde que los chinos no
estaban entregando nada, parte del equipamiento descargado se lo
quedaban ellos".
Esta idea es apoyada por Igor Yershov, asesor militar soviético en Vietnam:
"Lo que me sorprendió fue que podíamos enviar los misiles antiaéreos
más modernos a Egipto, un país capitalista, pero no a Vietnam. Nuestros
comandantes solían decir que era porque existía el peligro de que
cayeran en manos de los chinos".
Operación Rolling Thunder
En marzo de 1965 llegaron las primeras tropas terrestres
norteamericanas a Da Nang. El primer combate militar importante entre
EEUU y las fuerzas norvietnamitas ocurrió el 14-16 de
noviembre de 1965. De este modo, EEUU se vio inmerso inexorablemente en
una guerra importante en territorio asiático. Como Bush al inicio de la
invasión de Iraq, Johnson y sus generales sufrían delirios de grandeza.
Cometieron el error de exagerar su propio poder y subestimar al
enemigo. Imaginaban que la simple aparición de los marines
norteamericanos en Vietnam aterrorizaría al enemigo y se rendiría. Fue
un gran error. La declaración optimista de Johnson sobre la situación
en Vietnam del Sur, que se parecía mucho a la de George W. Bush con
relación a Iraq, rápidamente quedó falseada por los acontecimientos. La
situación militar empeoraba con los días.
En junio fue destruido un puesto avanzado militar en Dong Suay. Un
regimiento survietnamita quedó diezmado y hubo muchas bajas civiles.
McNamara regresó a Vietnam para reevaluar la guerra. Un simple vistazo
a la situación bastó para convencerle de que sin el compromiso de
muchas fuerzas militares norteamericanas el gobierno títere de Vietnam
del Sur estaba condenado. El general Westmoreland temía que Vietnam del
Sur se dividiera en dos. La primera batalla importante de la guerra se
luchó en el valle de Ia Drang, en las Highlands Centrales. En ella se
pudo ver la tremenda capacidad de lucha de los vietnamitas. Los
norteamericanos derrotaron a los norvietnamitas en Ia Drang, pero las
bajas fueron muy elevadas, en la batalla murieron 2.000 soldados
norvietnamitas y 300 soldados de la infantería de elite norteamericana.
El general Vo Nguyen Giap, el comandante de las fuerzas norvietnamitas,
comentó:
"La batalla en Ia Drang fue nuestra primera gran victoria. Llegamos a
la conclusión de que podíamos luchar contra los norteamericanos y
ganar. La clave era obligar a los norteamericanos a luchar como
nosotros queríamos, es decir, cuerpo a cuerpo".
Las fuerzas del FLN lanzaron un ataque sobre la base aérea de Pleiku en
la que murieron ocho norteamericanos y cientos resultaron heridos.
Johnson respondió con la Operación Rolling Thunder,
una masiva campaña de bombardeos contra el norte. Esperaba así elevar
la moral del sur y obligar a Ho Chi Minh a sentarse en una mesa de
negociación. Desde el norte se enviaban suministros a las fuerzas
guerrilleras del sur a través de la famosa ruta Ho Chi Minh. Esta red
completa de camiones unía el norte con el sur a través de las
impenetrables junglas de Vietnam central, Laos y Camboya. Los
vietnamitas, mostrando un gran coraje, llevaban suministros a través de
este camino día y noche, cambiando constantemente sus tácticas para
mantener alejado al enemigo. Uno de los conductores del camino, Kim
Nuoc Quang, recuerda las condiciones extremadamente peligrosas en las
que trabajaban:
"Una noche contamos 14 cañones de artillería que enrojecían e
iluminaban todo el cielo con sus explosiones. Eran como los fuegos
artificiales nocturnos en Hanói. Constantemente conducíamos a través de
las balas y el humo".
Fue la incapacidad del ejército norteamericano de infligir sobre el
terreno una derrota seria a los vietnamitas lo que llevó a Johnson a
intensificar los bombardeos masivos del norte, aunque de modo ocasional
cesaban los bombardeos para "animar" a los norvietnamitas a negociar.
Pero todas estas estratagemas fracasaron. La guerra continuó.
Toda la historia demuestra que sólo con los bombardeos no se gana una
guerra. El bombardeo de Hitler de las ciudades británicas no obligó a
Gran Bretaña a rendirse, sólo sirvió para incrementar el odio y
resentimiento del pueblo británico contra la Alemania nazi. El mismo
proceso ocurrió en Vietnam del Norte. Al final, como era de prever,
EEUU tuvo que comprometer una gran fuerza de tropas terrestres para
detener el colapso del régimen títere de Saigón, que de otra manera
habría sido el resultado inevitable. Como declaró McNamara:
"Cada vez estaba más claro que el presidente Johnson iba a tener que
elegir entre perder Vietnam del Sur o intentar salvarlos introduciendo
una fuerza militar norteamericana y ocupar una parte importante del
país de la misión de combate".
Guerra de guerrillas
Muy pronto, los norteamericanos se hicieron una idea del territorio que
debían defender y empezaron a utilizar su movilidad superior para
lanzar misiones de búsqueda y destrucción. Detrás dejaban un rastro
sangriento de muerte y destrucción, de aldeas quemadas, campesinos y
ganado muerto. Las fuerzas que ellos pretendían "salvar" en Vietnam del
Sur eran sistemáticamente destruidas, este hecho lejos de debilitar a
las fuerzas guerrilleras, sólo sirvió para fortalecerlas. Eso también
se aplica a Iraq.
El líder revolucionario francés Robespierre dijo en cierta ocasión que
a nadie le gustan los misioneros con bayonetas. A los soldados
estadounidenses entonces les decían que habían ido a Vietnam del Sur a
luchar contra el comunismo, igual que ahora les dice a los soldados
norteamericanos que han ido a Iraq para luchar por la democracia. Pero
como ocurre hoy en Iraq, en Vietnam los soldados estadounidenses se
encontraron con la hostilidad de aquellos a los presuntamente ayudaban.
Mao Zedong dijo que la guerrilla debe aprender a nadar entre la
población como un pez en el agua. El apoyo de la población es la
primera y más importante condición para el éxito de las guerrillas. En
la naturaleza de la guerra de guerrillas va implícita la dificultad de
distinguir entre combatientes y no combatientes. Los guerrilleros
golpean de repente y después se mezclan entre la población general.
Como en Iraq, también en Vietnam, las tropas estadounidenses no sabían
decir qué vietnamitas eran amigos y quienes enemigos. Por lo tanto,
siempre está presente el potencial para emboscadas y atrocidades contra
los civiles. Esto a su vez tiende a echar a la población más firmemente
en brazos de las guerrillas.
Cualquier ejército está formado por elementos contradictorios, como la
misma sociedad. La casta de oficiales debe mantener la disciplina y el
espíritu vivo entre las tropas. En las condiciones concretas de la
guerra de guerrillas, cuando las líneas del frente están borradas y el
enemigo se mezcla con la población, las tropas deben hacerse a la idea
de asesinar a civiles. A las tropas norteamericanas en Vietnam les
decían que no se preocuparan demasiado por los civiles muertos: "si hay
un muerto y es un vietnamita, entonces es del Vietcong". El resultado
inexorable era la muerte de multitud de civiles que no eran
guerrilleros. Esta situación avivó el fuego del resentimiento contra
las fuerzas ocupantes.
A pesar del aumento de tropas norteamericanas en Vietnam, las
operaciones guerrilleras continuaron sin descanso. En respuesta a la
acumulación de tropas estadounidenses, Hanói envió a miles de
norvietnamitas para que se unieran a la guerrilla del sur. Lo que el
Pentágono pensaba que sería una operación relativamente fácil y rápida,
se convirtió en un conflicto largo y sangriento.
En general, un ejército guerrillero implicado en una guerra de
liberación nacional tiene una gran ventaja sobre las fuerzas ocupantes.
Están dispuestos a morir. Este arma es potencialmente mucho más potente
que cualquiera de las armas más sofisticadas. Esto se aplicaba a
Vietnam y ocurre lo mismo hoy en Iraq. Lo que no podían entender los
estrategas militares del Pentágono es que cuando todo un pueblo se pone
en pie y dice ‘no', no hay fuerza sobre el planeta capaz de someterlo.
Esa fue la lección que aprendieron los británicos en la India y los
franceses de una manera muy dura en Argelia y Dien Bien Phu. Los
norteamericanos aún están aprendiendo la misma lección en Iraq.
Deberían haber prestado más atención a la experiencia de Vietnam, o
incluso a su propia historia. Después de todo, los mismos EEUU nacieron
de una guerra revolucionaria de independencia protagonizada por
campesinos mellados armados con mosquetones de caza contra el poderoso
ejército británico. Este último era uno de los ejércitos más poderosos
de la época, pero al final ganaron los campesinos.
En muchos sentidos la lucha guerrillera de Vietnam tiene su eco en la
actual guerra de Iraq. Basta con escuchar las memorias de un antiguo
guerrillero, Tong Viet Duong, del Frente de Liberación Nacional en
Saigón:
"A las ocho de la mañana del 23 de marzo les atacamos. Nuestra
artillería destruyó la fuerza aérea. Matamos no sólo a algunos
guardias, sino también al intendente norteamericano. Nuestra unidad de
mando también atacó la escuela de entrenamiento policial. Asesinamos a
muchos oficiales bien entrenados mientas ellos miraban el movimiento".
En un intento de justificar su brutal destrucción de Vietnam, los
apologistas del imperialismo norteamericano con frecuencia hacen
referencia a la presunta crueldad del FLN. Es verdad que cualquier
guerra civil o lucha de liberación nacional se caracteriza por su
crueldad. Debemos recordar que no escaseo el salvajismo en la guerra
civil norteamericana. En parte, este hecho refleja las contradicciones
de un tipo de guerra donde no hay límites claramente definidos, no hay
una primera línea nítida, no hay reglas de combate, no hay derechos ni
ley. Es una guerra que a menudo tiene lugar en medio de una población
civil.
Además, las fuerzas guerrillas luchan contra un ejército profesional
inmensamente superior y en unas condiciones de inferioridad extrema.
Las fuerzas estadounidenses tenían toda la parafernalia de una guerra
moderna de alta tecnología. Los vietnamitas tenían que basarse en los
métodos más primitivos, como agujeros ocultos con enormes pinchos en el
fondo. Es un mecanismo simple pero muy efectivo, como muchos otros
métodos de la guerra de guerrillas. Y no debemos olvidar que el
objetivo de toda guerra de guerrillas es acabar con el enemigo. En
condiciones de inferioridad militar, las fuerzas guerrilleras no pueden
renunciar a ningún método para conseguir su objetivo y el terror debe
llegar al corazón del invasor. En cualquier caso, los métodos
utilizados por las fuerzas norteamericanas, incluido el uso
indiscriminado de napalm para quemar viva a la gente, o el uso aún más
indiscriminado de agentes químicos lanzados desde el aire sobre amplias
porciones de terreno, eran infinitamente más crueles y devastadores que
cualquier táctica utilizada por los vietnamitas.
El movimiento contra la guerra
La guerra en el sur parecía no tener final a la vista. A principios de
1967, los estadounidenses utilizaron B-52 para bombardear las bases del
FLN cerca de Saigón, fue un intento vano de limpiar de guerrillas la
zona. En agosto, en un esfuerzo desesperado por presionar más a Hanói,
Johnson extendió el bombardeo al norte, a diez millas de la frontera
china. Esta acción suponía jugar con fuego. Inútilmente Johnson alegó
que el objetivo no era China:
"Primero me gustaría dejar claro que estos ataques aéreos no pretenden
ser amenaza alguna a la China comunista, en realidad no representan
ninguna amenaza para ese país. Creemos que Pekín sabe que EEUU no busca
extender la guerra de Vietnam".
El optimismo oficial a cada paso chocaba con la cruda realidad de la
lista de bajas y el conflicto interminable. Cuando quedó claro el
salvajismo y la inutilidad de la guerra, comenzó a aumentar el
descontento en casa. Las fuerzas estadounidenses tenían ya en ese
momento grandes pérdidas. La tasa de bajas norteamericanas aumentaba
continuamente cada año. Jack Valenti, ayudante del presidente Johnson,
recuerda la situación:
"Yo solía ir al dormitorio del presidente a las 7 de la mañana. Cada
mañana, él estaba al teléfono, con una diferencia de doce horas,
comprobando las bajas del día anterior. ‘Sr. Presidente, perdimos 18
hombres ayer, Sr. Presiente perdimos 160 hombres, tuvimos 400 bajas',
así una mañana tras otra".
Al final Johnson quedó totalmente superado por el rápido crecimiento
del movimiento contra la guerra en EEUU. Uno de los elementos más
importantes de la ecuación fue el número desproporcionado de jóvenes
negros y pobres de la clase obrera que había entre las bajas. Como
ocurre en todas las guerras, siempre las capas más pobres, más
oprimidas y explotadas de la sociedad son las que se convierten en
carne de cañón. Dentro de EEUU comenzó a crecer el descontento. Los
norteamericanos negros eran ciudadanos de segunda clase. En los estados
sureños el movimiento por los derechos civiles inició una lucha feroz
contra la discriminación y el racismo, por la igualdad de derechos. La
guerra en Vietnam subrayaba de una forma extrema la opresión de los
negros. Las dos partes estaban indisolublemente unidas. El 15 de abril
de 1967 el líder negro por los derechos civiles Martín Luther King Jr.
dijo:
"Esta guerra confusa ha hecho estragos en los destinos de nuestros
hogares. A pesar de las débiles protestas ante el contrario, las
promesas de una gran sociedad han desaparecido en los campos de batalla
de Vietnam. La persecución de esta guerra amplia ha estrechado las
dimensiones prometidas de los programas de bienestar domésticos, ha
hecho que el pobre, blanco o negro, soporte las cargas más pesadas
tanto en el frente como en casa".
Napoleón explicó hace tiempo la importancia de la moral en la guerra.
A ningún soldado le gusta luchar y poner en riesgo su vida cuando
siente que no cuenta con el apoyo de la opinión pública en casa. Los
soldados estadounidenses en Vietnam cada vez sentían más la reacción en
contra de la oposición en EEUU. Comenzaban a creer que estaban luchando
una guerra injusta e invencible. El teniente coronel Goerge Forrest del
ejército norteamericano recuerda:
"Cuando volvías del AFN, veías los disturbios en las calles y en
cualquier sitio a los chicos gritando, te decías: ‘Espera un minuto.
¿Por qué voy a luchar aquí cuando estos chicos en casa están diciendo
que es equivocado lo que hacemos?'"
La creciente oposición a la guerra encontró una expresión en la música
pop. Hay una canción muy popular de aquella época de Country Joe
McDonald que contiene las siguientes palabras:
"¡Vamos, madres de todo el país.
Sacar a vuestros hijos de Vietnam.
Vamos, padres, no lo dudéis
Sacad a vuestros hijos antes de que sea demasiado tarde.
Que sea lo primero en vuestro cuaderno.
¡Tendréis que traerlos en una caja!
Y 1, 2, 3, ¿por qué estamos luchando?
No me preguntéis, me importa un bledo.
La siguiente parada es Vietnam.
Y 5, 6, 7, explorar el Peraly Gates
Sí, no hay tiempo para preguntarse por qué.
¡Estupendo! ¡Todos vamos a morir!"
El 17 de abril de 1965 se celebró en Washington la primera gran
manifestación contra la guerra. En octubre del mismo año hubo
manifestaciones de protesta en unas 40 ciudades estadounidenses. Como
es habitual, el fermento comenzó entre los estudiantes que siempre
actúan como un barómetro sensible del ambiente en la sociedad. 25.000
personas se manifestaron en Washington, 20.000 en Nueva York y 15.000
en Berkeley, California, para demostrar su oposición a la guerra. En
abril de 1967, 300.000 personas se manifestaron en Nueva York. El 21-23
de octubre de 1967, 50.000 personas lo hicieron en Washington. El
movimiento contra la guerra se extendía rápidamente. Se calcula que
participaron de una u otr manera más de cinco millones de personas.
La Ofensiva Tet
Ahora en general se reconoce que Vo Nguyen Giap fue uno de los
generales más brillantes del siglo XX. Se entrenó en las tácticas de la
guerra de guerrillas en la larga lucha contra el imperialismo francés,
donde sus pequeñas fuerzas lucharon contra una fuerza mucho mayor,
mejor entrenada y equipada. En estas condiciones, Giap desarrolló una
estrategia para derrotar a sus superiores oponentes. No era simplemente
superarles tácticamente sobre el terreno, sino socavar su decisión a
luchar mediante infligiendo derrotas políticas desmoralizadoras con
tácticas audaces e inesperadas. Su lema era el de Danton: "!de l'audace, de l'audace et encore de l'audace!" (audacia, audacia y una vez más audacia). En ninguna otra parte fue más evidente que en la Ofensiva Tet.
Giap siempre fue un general implacable. Siempre dispuesto a jugar
independientemente del coste en vidas. Debía saber que en el combate
convencional estaba en desventaja. Allí donde se encontrara con las
fuerzas estadounidenses en una batalla abierta, sus divisiones eran
aplastadas. En el sur la guerra no iba bien. Las guerrillas, aunque aún
activas, lentamente retrocedían. En septiembre de 1967, Giap llegó a la
conclusión de que la guerra había llegado a un punto muerto donde era
necesario hacer algo. Por otro lado, Hanói podía ver el creciente
movimiento contra la guerra en EEUU. Giap decidió que era necesario un
golpe de gracia que rompiera la decisión de Washington a continuar con
la guerra.
Ese fue el origen de la Ofensiva Tet, una campaña vertiginosa amplia,
rápida y de extenso alcance. Golpeó al imperialismo norteamericano en
sus cimientos y tuvo un efecto dramático y duradero en la opinión
pública estadounidense. Planificó cuidadosamente la ofensiva, utilizó
técnicas que había aprendido en la lucha contra los franceses, donde se
había ejercitado en la tarea de aproximarse a las fortalezas de su
enemigo como si fueran las debilidades a explotar. Ya en 1944, Giap
envió sus minúsculas fuerzas contra el ejército francés en Indochina.
Como ocurrió con la Ofensiva Tet, eligió para atacar el momento más
inesperado: el día de Nochebuena. En 1954, en la batalla de Dien Bien
Phu, Giap atrajo a los excesivamente confiados franceses a una batalla
desastrosa y ganó una impresionante victoria gracias a unos despliegues
brillantes. Casi un cuarto de siglo después, en 1968, Giap pretendía conseguir
una victoria rápida y decisiva que influyera en los resultados de la
campaña presidencial norteamericana de 1968.
Preparó una ofensiva audaz en dos frentes. El primero era un ataque a
la base de los marines estadounidenses en Khe Sanh. Al mismo tiempo, el
NVA y el FLN lanzarían ataques coordinados contra las principales
ciudades del sur de Vietnam y las capitales provinciales. Esto
representaría para los estadounidenses un dilema militar. Si optaban
por defender Khe Sanh, sus fuerzas estarían al límite cuando estallasen
las batallas en el sur. Giap fijó una campaña de objetivos máximos y
mínimos. Como mínimo la ofensiva Tet obligaría a detener el bombardeo
aéreo de Vietnam del Norte y forzaría a los norteamericanos a las
negociaciones. Como objetivo máximo, la ofensiva podría echar a los
estadounidenses de Vietnam abriendo así el camino a la liberación y
unificación.
La batalla de Khe Sanh
Los vietnamitas decidieron una estrategia atrevida pero muy arriesgada.
Elaboraron un plan de ataques concertados en todo Vietnam del sur a
principios de 1968. Con una tremenda audacia y una habilidad consumada,
movieron una gran cantidad de armas, munición y sunimistros al sur para
una ofensiva planificada para el Nuevo Año Vietnamita, conocido como
Tet. Esperaban iniciar una rebelión general en todo el país.
Una de las batallas más sangrientas en la ofensiva se produjo en Khe
Sanh, donde había una pequeña base militar norteamericana. El general
Westmoreland creía que las tropas de Giap convergían en Khe Sahn como
parte de la política por el control de las provincias del norte. Se
basaba en una analogía con la batalla de Dien Bien Phu. Pero la
analogía con Dien Bien Phu estaba equivocada. EEUU tenía una posición
mucho más fuerte que los franceses en 1954. En la "Operación Niagra",
EEUU desató el mayor ataque aéreo de la historia militar. Los
bombarderos B-52 provocaron unas pérdidas tremendas entre los
vietnamitas que sufrieron 10.000 muertos, mientras que sólo murieron
500 marines.
El ataque sobre Khe Sanh estaba vinculado a toda la estrategia global.
Una vez que la ofensiva general estaba en pleno auge, las ya forzadas
tropas norteamericanas serían incapaces de llegar en ayuda de Khe Sanh
y evitar la invasión de la base. De esta manera, podría haber repetido
su triunfo de Dien Bien Phu. Pero esa no era la idea central. En
realidad, los vietnamitas no estaban intentando reconstruir Dien Bien
Phu, sino que habían organizado una diversión bastante exitosa para
sacar a los norteamericanos de las grandes ciudades, y así dejarlos
abiertos para el ataque. Westmoreland cayó en la trampa preparada por
Giap. Como resultado, la rapidez y alcance de la ofensiva pilló por
sorpresa a los norteamericanos. Años después, un libro de texto de West
Point comparaba el fracaso de la inteligencia norteamericana para ver
lo que estaba ocurriendo con la conmoción del ataque japonés sobre
Pearl Harbour en 1941. Un informe de la CIA de 1968 concluía: "La
intensidad, la coordinación y el ritmo de los ataques no se anticiparon
completamente", añadía además que la capacidad de las guerrillas del
FLN para atacar tantos objetivos simultáneamente fue "otro punto
importante inesperado".
La aldea de Khe Sanh está al noroeste de Vietnam del Sur, cerca de la
frontera laosiana justo debajo de la Zona Desmilitarizada. Fue
guarnición de los franceses durante la primera guerra de Indochina y
más tarde se convirtió en una base importante de las Fuerzas Especiales
estadounidenses. Debido a su proximidad al Ho Chi Minh Trail, la
artillería norteamericana en Khe Sanh podía bombardear el tren y
observar así el tráfico del NVA cuando se movía hacia el sur. En 1967,
los Marines tomaron Khe Sanh y la convirtió en una gran base de fuego,
mientras que las Fuerzas Especiales movían su base a la aldea de
Montagnard de Lang Veil.
A finales de 1967, las dos divisiones de la NVA -la 325 y la 304- se
dispersaron por la zona de Khe Sanh y una tercera se posicionó en la
Ruta 9 donde podían interceptar los refuerzos que venían desde Quang
Tri. Las mismas divisiones de la NVA habían luchado en Dien Bien Phu.
El mensaje era claro y el general Westmoreland no tenía intención de
repetir los errores franceses en Dien Bien Phu. Comenzó entonces a
reforzar la base. A finales de enero unos 6.000 marines llegaron a Khe
Sanh y miles de refuerzos se dirigieron al norte de Hue.
Eso era lo que Giap quería que hicieran. La NVA continuó su
concentración: al final por lo menos 20.000 norvietnamitas se
trasladaron a los alrededores de Khe Sanh. Algunos cálculos sitúan ese
número en el doble. La Casa Blanca y los medios de comunicación
norteamericanos quedaron presos en su propia estratagema. Estaban
convencidos de que estaban presenciando los preparativos para la
batalla decisiva de la guerra. Día tras día Khe Sanh se convertía en un
titular. Las noticias de los informativos de televisión estaban
obsesionadas con la supuesta respuesta de Giap en Dien Bien Phu.
Finalmente, poco antes del 21 de enero, comenzó el primer ataque cuando
el NVA intentó cruzar el río de regreso a la base.
El ataque fue rechazado, pero le siguió una batería de artillería que
dañó la pista de aterrizaje, voló los principales almacenes de munición
y destrozó unos cuantos aviones. Lanzaron otros ataques contra las
Fuerzas Especiales norteamericanas en Lang Vel y contra los marines
atrincherados en las colinas que rodeaban Khe Sanh. Estos ataques
tenían claramente como objetivo poner a prueba las defensas. Pero todo
el episodio era una táctica disuasoria que tuvo mucho éxito. La
atención de los comandantes estadounidenses se concentró en Khe Sanh,
mientras que la NVA y las fuerzas del FLN se preparaban para una
ofensiva total en las ciudades de Vietnam del Sur.
El ataque vietnamita a Khe Sanh fue derrotado sólo gracias a masivos
bombardeos aéreos de posiciones del NVA. Los B-52 y los aviones de
combate lanzaron toneladas de bombas y napalm, con gran puntería,
dentro del perímetro de Khe Sanh. A pesar del mal tiempo y el incesante
fuego antiaéreo, los aviones y helicópteros seguían arrojando su carga.
La batalla se calmó con el cerco. Khe Sanh finalmente se tranquilizó el
6 de abril. El fuego continuó alrededor de Khe Sanh durante un tiempo
pero cualquier esperanza de invadir la base tuvo que ser abandonada.
Pero sirvió para un objetivo: actuar como una finta para encubrir los
preparativos de una ofensiva general en el sur.
Los preparativos de la ofensiva
Hasta ese momento la guerra se había desarrollado principalmente en las
junglas y pantanos, en las zonas rurales donde las guerrillas del FLN
tenían su principal base de apoyo. Ellos ahora planificaban y
ejecutaban una ofensiva arriesgada que tenía como objetivo penetrar en
las supuestamente inexpugnables zonas urbanas de Vietnam del Sur. El
general lanzó una ofensiva importante contra las fuerzas survietnamitas
y norteamericanas en vísperas de las celebraciones del Año Nuevo lunar
Tet, para aprovechar así el elemento sorpresa.
Mientras que la atención mundial se centraba en Khe Sanh, los regulares
del NVA y el FLN también se estaban concentrando en Saigón, Hue y en la
mayoría de las otras ciudades de Vietnam del Sur. Llegaron en pequeños
grupos de dos o tres, disfrazados como refugiados, campesinos,
trabajadores y soldados del ARVN de vacaciones. Poco a poco,
aproximadamente el equivalente a cinco batallones del NVA/FLN se
infiltraron en Saigón sin que la omnipresente policía de seguridad los
detectara, ni nadie les informó. Fue una conquista considerable dada la
gran escala de la operación.
Ya existía una red guerrillera en Saigón y en otras ciudades
importantes que habían acumulado grandes almacenes de munición y armas
conseguidas en los ataques relámpagos o compradas en el mercado negro.
A través de contactos y espías, las guerrillas consiguieron almacenar
armas, munición y explosivos en un lugar secreto preparándose así para
el ataque. Era de conocimiento común que las guerrillas conseguían
introducir y sacar a sus unidades de las ciudades. Algunos de los
capturados durante los preparativos de la Ofensiva Tet eran confundidos
con desertores o regulares de vacaciones. En medio de la ruidosa
celebración del Año Nuevo, el ejército secreto de infiltrados del FLN
pasó totalmente desapercibido.
Las armas se llevaban por separado en carretas de flores, ataúdes y
camionetas aparentemente llenas de verduras y arroz. Tong Viet Duong,
un guerrillero del FLN en Saigón, describe los preparativos de la
Ofensiva Tet:
"Los taxis llevaban crisantemos a Saigón para el mercado Tet. Ocultos
debajo de ellos iban los AK-47. La población apoyaba la revolución. Nos
ayudaban, éramos capaces de atravesar la seguridad de la ciudad.
Cambiamos nuestras ropas y llevábamos documentos de identidad falsos.
La gente de Saigón nos ocultaba en sus casas".
Tet tradicionalmente había sido una época de tregua en la larga guerra
y tanto Hanói como Saigón anunciaron que en esta ocasión no sería
diferente, aunque no estaban de acuerdo en la duración. La inteligencia
norteamericana sabía que algo pasaba porque había capturado documentos
y un análisis global de los recientes acontecimientos, pero el personal
de Westmoreland solía despreciar estos informes en general vagos. A
petición del general Freferick Weyand, el comandante de la región de
Saigón, varios batallones fueron devueltos a sus posiciones cerca de la
frontera camboyana.
El general Weyand puso a sus tropas en alerta total, debido a la
política norteamericana de dejar la seguridad de las ciudades
principales en manos del ARVN, sólo había unos cientos de soldados
norteamericanos en servicio en Saigón la noche antes del comienzo del
ataque. Más tarde el general Westmoreland dijo que él conocía todos
estos preparativos. Pero todas las pruebas demuestran que no estaba
nada preparado para la intensidad del ataque y que aún concentraba su
atención en la batalla que se estaba desarrollando en Khe Sanh, donde
pensaba que Giap estaba centrando sus esfuerzos. En realidad, el
ejército norteamericano fue pillado totalmente desprevenido.
Comienza la ofensiva
La noche del 31 de enero de 1968, el ejército norvietnamita y el FLN
lanzaron la Ofensiva Tet. El FLN rompió la tregua que había aceptado
para las festividades del Año Nuevo y lanzó el ataque en más de cien
ciudades, incluida la capital survietnamita, Saigón. A través de todo
el país tomaron las capitales de provincia y atacaron simultáneamente
las guarniciones. Los soldados irregulares vietnamitas asaltaron las
ciudades de las tierras altas de Banmethout, Kontum y Pleiku, después
invadieron al mismo tiempo 13 de las 16 capitales provinciales del
densamente poblado Delta del Mekong. La dimensión y el alcance de la
ofensiva asombró a los generales estadounidenses, uno de los cuales
comentó que si se trazaba el patrón del ataque sobre un mapa, era como
una "máquina de pinball, iluminándose con cada ataque".
El ejército guerrillero incluso consiguió penetrar en la embajada
norteamericana en Saigón. A través de contactos y espías, el FLN había
conseguido almacenar armas, munición y explosivos en una localidad
secreta preparándose para el ataque. A las 3,15 horas de la mañana un
grupo de guerrilleros se paró frente a la embajada en un taxi. A los
cinco minutos habían asesinado a los cinco guardias y tomado el
edificio. No consiguieron explotar las puertas principales de la
embajada con cohetes antitanque y se encontraron atrapados por los
guardias marines. Comenzó un intenso combate que duró toda la mañana y
terminó con los cuerpos de los diecinueve guerrilleros esparcidos por
el patio de la embajada.
Aunque el daño en la embajada fue leve, este ataque sobre "suelo
norteamericano" se conoció en EEUU y en todo el mundo, su significado
psicológico fue tremendo. Otros escuadrones guerrilleros atacaron el
Palacio Presidencial, la emisora de radio, los locales del Estado Mayor
de la ARVN e incluso el propio recinto de Westmoreland en la base aérea
de Tan Son Nhut. En la dura batalla que siguió las cosas iban tan mal
que Westmoreland ordenó a su personal encontrar armas y unirse a la
defensa del reciento. Cuando acabo la lucha, habían muerto 23
norteamericanos, 85 resultaron heridos y quince aviones sufrieron un
daño serio.
Dos batallones del NVA/FLN atacaron la base aérea norteamericana de
Bien Hoa e inutilizaron veinte aviones a costa de casi 170 bajas.
Lucharon con gran valor. Las unidades guerrilleras lucharon hasta la
muerte en el cementerio francés y en el hipódromo de Pho Tho. El
suburbio de Cholon se convirtió en una base de operaciones para los
ataques guerrilleros en Saigón y los alrededores. Catorce guerrilleros
que atacaron la principal emisora de radio en Saigón estuvieron bajo
asedio durante 18 horas, después se volaron junto al edificio.
En todas partes los ataques llegaron por sorpresa. La escalada y la
ferocidad de la Ofensiva Tet fue de tal magnitud que conmocionó a
Westmoreland tanto como a una opinión pública norteamericana pasmada,
que miraba sin creérselo cómo sus aliados survietnamitas se embarcaban
en un combate cuerpo a cuerpo con las guerrillas en las calles de
Saigón. Costó una semana de combates liquidar los focos de resistencia
dispersos por la ciudad. Las guerrillas atrincheradas lucharon contra
tanques, helicópteros y aviones, que destruían edificios y reducían
algunas partes de la ciudad a cenizas. La emisora de radio, las
fábricas y un gran bloque de viviendas públicas baratas quedaron
destrozados con las viviendas de un número incontable de civiles
obligados a huir de una ciudad hundida en el caos.
Grandes zonas de Saigón y Hue de repente se encontraron liberadas. Las
guerrillas marchaban a través de las calles con armas y proclamando la
revolución, mientras que otros reunían listas preparadas de
colaboradores y simpatizantes del gobierno. Los norteamericanos
utilizaron la fuerza aérea para pulverizar al enemigo. Los ataques con
B-52 contra las posiciones del NVA y del FLN fuera de Saigón se
producían a unas pocas millas de la ciudad. Incluso las guerrillas
finalmente fueron expulsadas de Saigón, continuaron realizando una
acción de retaguardia en los pueblos de alrededor controlados por las
fuerzas gubernamentales, de esta manera obligaban a los norteamericanos
y al ARNV a bombardear y destruir sus propios pueblos fortificados,
alienando aún más a la población rural. Un mes después del inicio de la
ofensiva, los estadounidenses calculaban el número de civiles muertos
en aproximadamente 15.000 y el número de nuevos refugiados en algo más
de 2 millones y la lucha aún continuaba.
La batalla por el Hue
El éxito de la Ofensiva Tet variaba de un lugar a otro. En algunas
zonas los ataques eran rechazados en poco tiempo, pero en otros se
producía una lucha encarnizada. En ciudades como Ban Me Thuot, My Tho,
can Tho, Ben Tre y Kontum, los insurgentes se atrincheraban en los
barrios más pobres y obstinadamente repelían los intentos de
expulsarles. El 5 de febrero, la mayor parte de la lucha en Saigón
había terminado, pero continuó en Cholon hasta finales de mes. Aunque
Cholon fue bombardeada y ametrallada, las guerrillas la mantuvieron con
una dura determinación e incluso lanzando contraofensivas contra las
posiciones estadounidenses del ARVN dentro de la ciudad. La lucha en la
ciudad de Dalat duró hasta mediados de febrero y dejó 200 guerrilleros
muertos. El número total de guerrilleros muertos del AVN/FLN en Saigón
durante la Ofensiva Tet fue de casi 1.200.
Sin embargo, la batalla más feroz se realizó en la antigua ciudad de
Hue, que fue capturada por los insurgentes y que el ejército
estadounidense sólo consiguió recapturarla con una gran dificultad. Hue
también era una ciudad sagrada para los vietnamitas y la represión
violenta de protestas antigubernamentales de los monjes budistas
provocó una crisis que alejó a la población del gobierno de Saigón. Los
insurgentes, por tanto, encontraron un apoyo considerable entre la
población. Los insurgentes apoyados por unos diez batallones del NVA se
infiltraron en Hue, la antigua capital vietnamita, y a las pocas horas
controlaban toda la ciudad excepto los locales de la 3ª división de la
ARVN y la guarnición de asesores estadounidenses. Miles de prisioneros
políticos fueron liberados y miles de funcionarios del gobierno y
simpatizantes fueron capturados y muchos ejecutados.
Los marines norteamericanos y la ARVN contraatacaron pero la
resistencia fue muy dura, la lucha calle a calle fue lenta y costó
muchas vidas. Al final, las fuerzas norteamericanas y sus aliados
bombardearon la histórica ciudadela que fue defendida ferozmente por
los insurgentes. Después, el 20 de febrero, las fuerzas estadounidenses
cruzaron el Río Perfume y lanzaron el último ataque final que fue hábil
y rápido. No fue hasta el 23 de febrero cuando finalmente consiguieron
aplastar a los insurgentes. Incluso entonces, la resistencia en Hue
continuó con focos aislados de equipos de francotiradores. La lucha en
Hue terminó el 25 de febrero con un coste de 119 estadounidenses y 363
del ARVN. Los heridos norteamericanos durante la batalla de Hue apenas
bajó de los mil, comparados con los pocos más de 1.200 del ARVN. El NVA
y los insurgentes muertos fue dieciséis veces ese número.
La gran diferencia de bajas hace que la visión de la batalla sea una
cuestión unilateral. Pero no fue así. La diferencia de las cifras de
bajas en gran parte era consecuencia del uso de la artillería y el
bombardeo aéreo, que hizo que la venerada ciudad de Hue quedara
reducida a montones de escombros con cadáveres diseminados. Sin esto,
las bajas norteamericanas y del ARVN habrían sido mucho más elevadas.
Murieron cerca de 6.000 civiles, la mayor parte debido al bombardeo y
fuego indiscriminado, otros casi 120.000 ciudadanos de Hue se quedaron
sin casa. Aquellas zonas de Hue que quedaron relativamente intactas en
los días posteriores fueron saqueadas por los soldados de la guarnición
original del ARVN, que no había jugado ningún papel en la lucha.
¿Fue un éxito la Ofensiva Tet?
La Ofensiva Tet demostró un grado considerable de preparación militar,
habilidad y valor por parte de los vietnamitas, que forzosamente eran
conscientes de su propia vulnerabilidad y tuvo un efecto profundo sobre
la opinión pública norteamericana. Sin embargo, desde un punto de vista
militar debe ser vista como una derrota para el FLN. Uno de los
principales objetivos era meter una cuña entre los norteamericanos y
los survietnamitas. El ataque a la embajada pretendía demostrar la
vulnerabilidad de las fuerzas estadounidenses. El FLN esperaba que su
liberación de las ciudades y pueblos provocaría una insurrección contra
los norteamericanos por parte de los soldados del sur cansados de la
guerra, el campesinado descontento y de los jóvenes rebeldes. Sin
embargo, esta perspectiva no se materializó o sólo ocurrió de manera
esporádica.
Era un plan audaz, pero la perspectiva de la insurrección se basaba en
una lectura incorrecta de la situación. La dirección del FLN esperaba
que grandes sectores de la población urbana se levantara en la
revuelta. Pero aunque el FLN contaba con el apoyo en estas ciudades y
pueblos, su base principal era el campesinado. Los habitantes de
Vietnam del Sur no apoyaban al gobierno de Saigón pero también
recelaban de los estalinistas. En general, permanecieron inactivos y
las guerrillas no consiguieron el apoyo que esperaban. Las ejecuciones
de masas de católicos en Hue también alejaron a un sector de la
población que de otra manera les podrían haber apoyado.
Cuando terminó la ofensiva Tet, los norteamericanos mantuvieron el
control y el FLN sufrió muchas bajas. Las muertes del NVA/FLN en total
ascendieron a 45.000 y el número de prisioneros casi 7.000, mientras
que los norteamericanos y survietnamitas perdieron 6.000. En cuestión
de días fueron expulsados de la mayoría de las posiciones que habían
conquistado. Este momento supuso tanto el punto de inflexión de las
acciones guerrilleras en la guerra como en principio de su declive.
Como los planificadores de la ofensiva esperaban una insurrección
popular, se ordenó que la mayoría de las células secretas salieran de
la clandestinidad. Cuando la ofensiva fue derrotada, los miembros de
las células tuvieron que huir a la jungla. De esta manera, la ofensiva
Tet terminó con la destrucción de la mayor parte de la infraestructura
del FLN en el sur. Fue un duro golpe. Después de la Ofensiva Tet, el
ejército regular norvietnamita centró la mayor parte de la lucha contra
EEUU.
Sin embargo, la Ofensiva Tet también supuso un punto de inflexión
diferente. Influyó intensamente en la opinión pública norteamericana.
Por primera vez en la guerra fue evidente el poder de la televisión.
Cincuenta millones de personas vieron la destrucción provocada por la
guerra. El gobierno norteamericano ya no podía presentar la guerra como
algo limpio, sencillo y fácilmente ganable. Johnson y los generales
decían que el enemigo estaba en decadencia, pero era una falsificación
de los acontecimientos. En el mismo momento que los comandos
vietnamitas entraron en la embajada norteamericana en Saigón, toda la
propaganda oficial quedó reducida a nada.
Durante la Ofensiva Tet, los norteamericanos y su aliado del ARVN
habían sufrido más de 4.300 muertos, unos 16.000 heridos y más de 1.000
desaparecidos en combate. Es verdad que el enemigo sufrió mucho más,
pero para una opinión pública norteamericana ya escéptica esto tuvo
poco efecto. Lo que importaba era que la guerra parecía interminable,
como hoy ocurre con Iraq, e igualmente en Iraq, no parecía ya un
objetivo definido ni realista. Las escenas de matanzas y devastación en
Saigón, Hue y otras ciudades, horrorizaron a los ciudadanos
norteamericanos, para quienes el conflicto parecía no tener nada de
sentido. La falta de sentido se reflejó en el famoso comentario de un
oficial norteamericano que explicaba la destrucción de aproximadamente
un tercio de la capital provincial de Ben Tre: "Era necesario destruirla para salvarla". Las mismas palabras que hoy servirían de epitafio a la invasión de Iraq.
En Washington en las altas esferas reinaba algo parecido al pánico. Los
congresistas ahora se volvían hacia el presidente. El 7 de febrero de
1968, el senador Robert Kennedy, que se preparaba para asumir el mando
de su hermano muerto, comentó:
"Dicen que el Viet Cong ya no es capaz de controlar las ciudades y
probablemente sea cierto. Pero ellos han demostrado que a pesar de
todos nuestros informes de avance, de fortaleza del gobierno y de la
debilidad del enemigo, medio millón de soldados norteamericanos, con
700.000 aliados vietnamitas, con el dominio total por aire y mar,
apoyados por los enormes recursos y las armas más modernas, somos
incapaces de controlar incluso una sola ciudad de los ataques de un
enemigo cuya fuerza total es aproximadamente de 250.000".
El general Westmoreland, comandante supremo de las fuerzas
estadounidenses, comparó la Ofensiva Tet con la Batalla del Bulge en la
Segunda Guerra Mundial, en ella los alemanes asediados intentaron
desesperadamente romper las líneas norteamericanas antes de la derrota
inevitable. Pero esta analogía estaba totalmente equivocada. No eran
los vietnamitas sino los norteamericanos los que se encaminaban
inexorablemente hacia la derrota. Después el general Giap dijo:
"Para nosotros no existe algo parecido a una única estrategia. La
nuestra siempre es una síntesis, simultáneamente militar, política y
diplomática, por esa razón, claramente, la Ofensiva Tet tenía múltiples
objetivos".
Aunque la Ofensiva Tet fracasó en sus objetivos más importantes, sí
tuvo un efecto profundo y duradero en el curso de la guerra. El coste
de las bajas norvietnamitas fue horrendo pero la jugada de Giap
demostró ser un punto de inflexión en la guerra. Fue un desastre
mediático para la Casa Blanca y efectivamente terminó con la
presidencia de Lyndon Johnson, el comandante en jefe de EEUU. Según el
secretario de estado norteamericano Henry Kissinger:
"En lo sucesivo, no importa lo efectiva que sea nuestra acción, la
estrategia prevaleciente ya no puede conseguir sus objetivos dentro de
un período dado ni dentro de los niveles de fuerza políticamente
aceptables para el pueblo estadounidense".
La escala de la ofensiva sacudió hasta la médula al presidente Johnson.
La onda sísmica de la lucha socavó su posibilidad de continuar.
McNamara dimitió como Secretario de Estado de Defensa, un hombre
desilusionado, y fue sustituido por Clark Clifford. Pero de las
declaraciones posteriores aprendemos que este último no tenía
absolutamente ninguna idea de cómo continuar:
"Yo me hago preguntas como ¿cuándo termina la guerra? Bien, no lo se.
¿Cuántos hombres piensa que podremos perder? Realmente no lo se.
Después, por último, escucho: ‘¿Cuál es nuestro plan para ganar la
guerra en Vietnam?' No hay ninguna salida. El plan era quedarse allí
con él y, finalmente, esperar a que el enemigo abandonara".
Para ganar, incluso en el juego del ajedrez, es necesario tener una
estrategia. Y en la guerra, calificada por Napoleón como la más
complicada de todas las ecuaciones, es mucho más difícil que el juego
del ajedrez. Un estado mayor necesita una combinación de estrategia
clara y bien definida, con tácticas inteligentes. Los norteamericanos
no tenían nada de esto. La "estrategia" estaba esbozada en las palabras
anteriores de Clifford ("quedarse allí con él y, finalmente, esperar a
que el enemigo abandonara"), es el equivalente militar a la filosofía
de esa ruina incorregible del señor Micawber, quien siempre "esperaba
con confianza que algo ocurriría". Es tan malo para la economía como
para la doctrina militar.
La caída de Johnson
En 1963, cuando llegó al poder después del asesinato de Kennedy, la
tasa de aprobación de Lyndon Johnson estaba en más del 80 por ciento.
En 1967 había caído al 40 por ciento, Stanley Karnow escribía: "Pero
después llegó Tet y su popularidad se hundió, como si Vietnam fuera una
mecha ardiendo que de repente había iniciado una explosión de
disidencia". A principios de marzo, la popularidad del presidente sólo
era del 30 por ciento, mientras que sólo el 6 por ciento aprobaba su
forma de llevar la guerra. Como George W. Bush, su credibilidad había
colapsado. En 1971 las encuestas demostraban que el 60 por ciento de
los norteamericanos con estudios elementales estaban a favor de una
retirada norteamericana de Vietnam. Sin embargo, el 75 por ciento de
los diplomados universitarios y el 80 por ciento de los que tenían
educación secundaria apoyaban la retirada. Estos datos demostraban un
mar de cambio en la actitud de la clase obrera norteamericana.
Incluso una cabeza de mula texana como Johnson, finalmente comprendió
que la guerra no se podía ganar en el campo de batalla y que debía
negociar. Después de años de bombardeos de Vietnam del Norte, de
repente anunció un cese de los bombardeos: "He renovado mi oferta hecha
el pasado mes de agosto para detener el bombardeo de Vietnam del Norte.
Pido que las conversaciones comiencen inmediatamente, que sean unas
conversaciones serias sobre la base de la paz". Sin embargo, a pesar
del inicio de las negociaciones con los norvietnamitas, el nivel de
soldados estadounidenses siguió siendo de unos 500.000 y la guerra
duraría otros cinco años. Después de la Ofensiva Tet morían más
soldados norteamericanos que antes y EEUU se sacudía con las peores
protestas internas en un siglo.
Westmoreland presionó a Washington para que enviara 206.000 soldados e
iniciar la campaña en el sur, incluso una invasión limitada de Vietnam
del Norte justo sobre el DMZ. Cuando acabó la batalla de Hue, Johnson
pidió a Clark Clifford que encontrara la manera y los medios de
satisfacer la petición de Westmoreland. Clifford consultó al director
de la CIA, Richard Helms, quien le presentó una perspectiva pesimista
de la Agencia. El 4 de marzo, Cliffofd le dijo a Johnson que la guerra
estaba lejos de estar ganada y que más hombres no marcarían la
diferencia.
Clifford no estaba solo. Los principales asesores de Johnson, incluidos
los generales Omar Bradely, Matthew Ridgway, Maxwell Taylor, Cyrus
Vance, Dean Acheson y Henry Cabot Lodge, todos estaban contra la
guerra. Recientes informes de la CIA han revelado que el programa para
ganar la "mente y los corazones" vietnamitas estaba fracasando en
cuarenta de las cuarenta y cuatro provincias survietnamitas y que los
seguidores del FLN eran realmente dos veces el número que se había
calculado anteriormente.
Los derechistas naturalmente apoyaban la guerra y condenaban a la
administración por no llevar al país a la victoria. Pero era una
opinión cada vez más minoritaria. Los informes sombríos de la CIA
enfriaban el entusiasmo de incluso los miembros de la línea más dura de
la administración. Johnson tenía un dilema. Satisfacer la petición de
más soldados de los generales significaría retirar tropas
norteamericanas de Europa o movilizar a los reservistas. Ninguna de las
opciones era políticamente viable. Westmoreland, por tanto, tuvo que
contentarse con la mitad de los más de 200.000 soldados que había
solicitado.
En el primer período de la guerra cualquier tipo de oposición era
considerada antipatriota o antiamericana. Pero ahora la percepción de
la opinión pública estadounidense había cambiado drásticamente. Los
liberales burgueses como Robert Kennedy consiguieron de la noche a la
mañana una gran popularidad hablando contra la guerra. El senador
demócrata Eugene McCarthy, una figura desconocida con billete contra la
guerra, desafió a Johnson en la nominación presidencial. Contaba con el
apoyo de miles de estudiantes y jóvenes norteamericanos que se oponían
a la guerra.
En las primarias demócratas de New Hampshire, Johnson sólo consiguió
300 votos más que Eugene McCarthy. Fue una humillación sin precedentes.
Normalmente un presidente en activo podía esperar una reelección sin
ningún tipo de oposición. El resultado fue el último clavo en el ataúd
de la administración de Lyndon Johnson. El 31 de marzo Johnson apareció
en las pantallas de televisión para anunciar el final de los bombardeos
del norte y la voluntad norteamericana de reunirse con los
norvietnamitas para buscar un acuerdo de paz. Ahora, totalmente
desmoralizado Johnson anunció ante un mundo asombrado su decisión de no
presentarse de nuevo a la presidencia: "No buscaré ni aceptaré, la
nominación de mi partido para otro mandato como vuestro presidente".
Johnson dijo que pasaría el resto de su mandato buscando la paz en
Indochina.
Poco después, el general Creighton Abrams sustituyó a Westmoreland como
jefe de las fuerzas norteamericanas en Vietnam. Westmoreland fue
nombrado Jefe del Estado Mayor, teóricamente un ascenso, pero en la
práctica era apartarle del camino. El subcomandante Abrams había estado
presente en una sesión especial de la CIA que convenció a Johnson de
que era necesario un cambio de rumbo. Abrams fue enviado a Saigón con
una misión: implantar un programa de "vietnamización", es decir, tomar
todas las medidas necesarias para permitir que el ARVN llevara el peso
de la lucha y, de manera gradual, reducir el papel de los
norteamericanos al de asesores. Es la misma táctica que intentan
implantar en Iraq. Pero ya en 1965 estaba bastante claro que Saigón era
incapaz de hacer ese trabajo. Ahora vemos exactamente el mismo patrón
en Iraq y el resultado final será similar.
Nixón intensifica la escalada de la guerra
La renuncia de Johnson no terminó con la guerra. En realidad, aumentó
su escalada hasta extenderse a todo el Sudeste Asiático. El 10 de mayo
de 1968 comenzaron en París las conversaciones de paz entre
funcionarios estadounidenses y vietnamitas. Pero la guerra sangrienta
continuó. La elección del halcón republicano Richard Nixon no mejoró el
despliegue norteamericano que había comenzado con sólo 23.300 soldados
en 1963, que aumentó de modo inexorable a 184.000 en 1966 y que alcanzó
su pico de 542.000 en enero de 1969, bajo la presidencia de Nixon. El
coste de la guerra en ese momento era ya de 30.000 millones de libras
anuales: un enorme drenaje de sangre y oro incluso para el país más
rico y poderoso del planeta. Entre los norteamericanos crecía la
percepción de que era una guerra invencible. El ambiente se volvió en
contra de la guerra incluso entre la clase dominante estadounidense.
Pero Richard Nixon pertenecía a ese sector que creía que un "último
empujón" podría acabar con la guerra, o al menos obligar a los
norvietnamitas a negociar un acuerdo aceptable para Washington. Esto
nos recuerda a George Bush y su célebre teoría de la "oleada", y
también la famosa cita de Carlos Marx: "la historia se repite, primero
como tragedia y después como farsa".
En abril de 1970, el ejército norteamericano y el survietnamita
invadieron Camboya, supuestamente por la presencia de tropas
norvietnamitas en suelo camboyano. El objetivo real era interrumpir
la llegada de suministros para el FLN a través de la ruta Ho Chi Minh e
intimidar a Hanói. El camino pasaba por Laos, que era neutral, y
Camboya. El resultado fue el bombardeo norteamericano. El general
Westmoreland declaró:
"Durante años Camboya, la zona fronteriza de Camboya y Laos, fue
utilizada libremente por el enemigo, pero debido a la política de mi
gobierno, no podremos luchar la guerra abierta o desplegar abiertamente
tropas, tropas militares, en estos países".
Sin embargo, en la práctica EEUU intervino militarmente contra Camboya
y Laos, violando así su neutralidad. En particular, Camboya fue
sometida a un salvaje bombardeo aéreo en el que murieron muchos
campesinos camboyanos. Este hecho nunca se mencionó como una de las
causas principales que llevaron a la brutalidad de los jemeres rojos de
Pol Pot cuando finalmente entraron en Phom Pen. Los norteamericanos no
pudieron, sin embargo, invadir Vietnam del Norte por temor a los rusos,
como señalaba McNamara:
"En una o dos ocasiones los jefes recomendaron una intervención militar
norteamericana en Vietnam del Norte y dijeron que ellos reconocían que
esto podría llevar a una respuesta militar china y/o soviética, en cuyo
caso, decían: ‘Tendríamos que considerar el uso de armas nucleares'".
Jack Valenti, ayudante del presidente Johnson, dijo sobre el mismo tema:
"El presidente estaba preocupado por China y Rusia. No sabía... en
Corea nadie pensaba que los chinos fueran a traspasar el Yalu con un
millón de hombres y nos pillaran por sorpresa. Recuerdo una y otra vez
cuando los militares sugirieron minar el Haiphong o... enviar aviones
de guerra para bombardear Haiphong, él dijo, ‘El infierno no, algún
aviador maldito arrojará una bomba sobre una chimenea rusa y después
tendré en mis manos la Tercera Guerra Mundial".
Pero Nixon no estaba preocupado con estos detalles. Como George W.
Bush, era una combinación extraña de provincianismo y aventurero
irresponsable. Y como Bush, demostró una terca determinación a seguir
su propio orden del día, independientemente de las consecuencias. La
política de Nixon y su camarilla de la Casa Blanca desencadenó una
serie de acontecimientos que llevaron a una pesadilla para el pueblo de
Camboya y tuvo efectos serios dentro de EEUU. El resultado fue una
mayor intensificación del movimiento contra la guerra. La invasión de
Camboya provocó una oleada de protestas en las universidades de todo
EEUU. El 15 de noviembre de 1969, 250.000 personas se manifestaron
contra la guerra en Washington. El 4 de mayo de 1970, la Guardia
Nacional mató a cuatro estudiantes en la Universidad del estado de Kent
en Ohio. Los asesinatos provocaron cientos de actividades de protesta
en todos los campus universitarios de EEUU. En la Universidad de Nuevo
México la policía utilizó la violencia contra los manifestantes, más de
100 estudiantes se encerraron como resultado de las manifestaciones
estudiantiles contra la invasión de Camboya.
La opinión pública norteamericana estaba aún más conmocionada por las
noticias de la masacre de My Lai, donde los soldados estadounidenses
masacraron a cientos de campesinos, incluidos mujeres y niños. A
primera hora de la mañana del 6 de marzo de 1968, un grupo de soldados
estadounidenses entró en una pequeña aldea de Vietnam del Sur. En The My Lai massacre: An American Tragedy, Adam Silverman y Kristin Hill recuerdan los acontecimientos:
"Los soldados estadounidenses dispararon a todo lo que se movía,
incluido ganado, pollos, pájaros y aún peor: civiles. Los aldeanos no
ofrecieron ninguna resistencia, aún así los soldados lanzaron granadas
de mano en las chozas, dieron órdenes a gritos y asesinaron sin
distinción. Las atrocidades continuaron durante toda la mañana.
Murieron bebés, niños pequeños y las mujeres fueron violadas a punta de
pistola. 500 civiles yacían muertos sobre el suelo. Pero su trabajo aún
no había terminado... después prendieron fuego a la aldea. Los cuerpos,
las casas, la comida, los suministros... todo fue incendiado".
Estos acontecimientos se encubrieron hasta el 13 de noviembre de 1969.
En marzo de 1970, el capitán Ernest Medina fue acusado de asesinato por
la masacre de My Lai. Así comenzó una cadena de acontecimientos que
llevaron a los Juicios Marciales de My Lai, que acabaron con la condena
del teniente William Calley el 29 de marzo de 1970. Cuando los
horribles acontecimientos de la masacre de My Lai se conocieron, las
ideas sobre la guerra de muchas personas cambiaron radicalmente.
Oficiales norteamericanos de alto rango fueron declarados culpables
tanto de la masacre como del encubrimiento posterior. Sin embargo, al
final sólo cuatro solados fueron llevados a juicio y sólo uno de ellos,
Calley, fue condenado. Este asesino de mujeres y niños no pagó un
precio caro por sus crímenes de guerra, el presidente Nixon le indultó
sólo después de tres años de arresto domiciliario.
Este no fue un caso aislado. La brutal masacre de civiles vietnamitas
desarmados en My Lai sólo era la punta del iceberg de las espantosas
atrocidades perpetradas contra el pueblo vietnamita por el
imperialismo. En su libro: The Trial of Henry Kissinger,
Christopher Hitchens escribe que el ejército norteamericano admite el
asesinato de 10.899 enemigos durante la operación Speedy Express a
principios de 1969, pero dice que sólo incautaron 784 armas.
El mito de la misión humanitaria y civilizada de EEUU recibió un golpe
del que nunca se recuperó. En esta ocasión, no sólo la población
norteamericana sino también un sector creciente de la clase dominante
estadounidense ya había tenido suficiente de la guerra. La opinión
pública norteamericana en EEUU, que ya estaba girando en contra de la
guerra después de la Ofensiva Tet, se alejó aún debido a la enfermiza
crueldad que quedó en evidencia en los juicios. En este momento la
oposición a la guerra ya no sólo estaba entre los jóvenes y
estudiantes, sino también entre la clase obrera norteamericana.
Inexorablemente, EEUU se veía arrastrado a un conflicto más amplio que
se extendía por todo el Sudeste Asiático. En febrero de 1971, las
tropas estadounidenses y las survietnamitas invadieron Laos en un
intento de acabar con la ruta Ho Chi Minh. Esto provocó una
intensificación mayor de la actividad contra la guerra. Las
manifestaciones más grandes se celebraron el 24 de abril de 1971. En
San Francisco unas 300.000 personas se manifestaron contra la guerra,
en Washington entre 500.000 y 750.000. Eran las manifestaciones
políticas más grandes de la historia de EEUU. En diciembre de 1972, la
fuerza aérea norteamericana comenzó su bombardeo navideño sobre Hanói y
Vietnam del Norte, el objetivo era obligar a los vietnamitas a sentarse
en una conferencia negociadora. Hacia finales de diciembre los
norvietnamitas anunciaron que regresarían a París si Nixon dejaba de
bombardear. La campaña de bombardeos se paró y los negociadores se
reunieron la primera semana de enero de 1973.
Implicaciones revolucionarias
Desde un punto de vista militar, EEUU siempre disfrutó de una
superioridad clara sobre los vietnamitas. Tenían el dominio completo
del aire y bombardeaban continuamente el país, norte y sur.
Teóricamente, los estadounidenses podrían haberse quedado en Vietnam
durante muchos años. Podrían incluso haber ganado, pero para
conseguirlo habría necesitado un ejército de millón y medio de soldados
y tendrían que haber sido soldados como los de la SS de Hitler. Este
ejército no existía. El cambio de ambiente de la clase obrera y los
soldados procedentes de las familias obreras hizo imposible la
continuación de la guerra. Si el gobierno hubiera prolongado la guerra
habría llevado EEUU al borde de la revolución.
En total, enviaron a 2,59 millones de norteamericanos a luchar en
Vietnam. Las terribles experiencias de estos soldados en Vietnam
tuvieron un efecto tremendamente desmoralizador sobre ellos. Gracias al
regreso de estos soldados, las familias obreras norteamericanas
pudieron lentamente conocer de primera mano la situación en Vietnam.
Existía una simpatía creciente hacia el pueblo vietnamita. New York Times/CBS News publicó los resultados de una encuesta en junio de 1977, la pregunta era: "Si
el presidente recomendara ayudar a Vietnam, ¿aceptaría que su
representante en el congreso aprobara la ayuda a Vietnam en forma de
comida o medicinas?" El 66 por ciento respondió sí y sólo un 29 por ciento dijo que no.
En su libro: Lies My Teacher Told me,
de James Loewen, describe un experimento que hizo durante sus charlas
pronunciadas en los años noventa, cuando preguntó a la audiencia que
adivinara el nivel de educación entre los que se oponían a la guerra de
Vietnam en 1971. La mayoría pensaba que el 90 por ciento de los
licenciados estaban contra la guerra y sólo el 60 por ciento de los que
tenían educación secundaria. Las cifras reales eran precisamente las
contrarias. La creciente oposición a la guerra entre la clase obrera
norteamericana era el resultado de la dura experiencia. Los hijos de
las familias obreras pobres eran la aplastante mayoría de los
arrastrados al combate en Vietnam. Eran los que morían y terminaban
lisiados. Como ocurre en Iraq, un número desproporcionado eran negros o
latinos. Los hijos de los ricos y estudiantes universitarios a menudo
evitaban el reclutamiento, como demuestra el caso de un tal George W.
Bush.
El movimiento contra la guerra en EEUU cada vez influenciaba más a los
soldados en Vietnam. Una cosa es luchar y morir por una causa justa,
que merece los elogios y la admiración de tus conciudadanos, pero otra
cosa totalmente distinta es arriesgar tu vida y sufrir los peligros y
miserias diarias por una causa en la que ya no crees y tus ciudadanos
detestan. La desmoralización entre las tropas norteamericanas en
Vietnam está bien documentada. El coronel Robert D. Heinl Jr. escribió
lo siguiente en The Collapse of the Armed Forces poco después de la retirada norteamericana de Vietnam:
"La moral, la disciplina y las condiciones de lucha de las fuerzas
armadas son, con pocas excepciones, más bajas que en cualquier otro
momento de este siglo y quizás inferiores a las que ha habido en toda
la historia de EEUU. De todas las formas posibles, las fuerzas armadas
aún en Vietnam están al borde del colapso. Unidades separadas evitan o
se niegan a combatir, asesinan a sus oficiales, están de drogas hasta
las cejas, no muestran ningún entusiasmo, cuando no se encuentran a
punto de amotinarse.
"Aunque ningún oficial de alto rango (especialmente no mientras está de
servicio) abiertamente ha hecho una declaración similar, las
conclusiones... son respaldadas casi unánimemente por varias
entrevistas anónimas con oficiales de alto y medio rango. Lo mismo se
ocurre con los oficiales de bajo en rango en todas las posiciones.
"En Vietnam las tropas de un ejército formado por 500.000 hombres,
antes el mejor ejército enviado jamás por EEUU a una batalla, intentan
retirarse de una guerra de pesadilla y se sienten abandonados por los
civiles inteligentes. Los civiles ahora en las universidades de EEUU
escriben libros sobre la estupidez de toda la aventura.
"Un soldado norteamericano destinado en Cu Chi es citado por The New York Times.
Habla de ‘compañías separadas' de soldados que se niegan a combatir. No
se trata de un acuerdo general de simplemente negarse a participar en
la batalla. Si un soldado es enviado a alguna parte no tiene ningún
problema en negarse. Sencillamente empaqueta su camiseta y se va a
visitar a un amigo a otra base. Muchos chicos ni siquiera llevan sus
uniformes... Las guarniciones estadounidenses en las bases más grandes
en la práctica están desarmadas. Los soldados profesionales confiscan
sus armas y las guardan bajo llave.'.
"¿Podría ser una situación común o incluso cierta? La respuesta
desgraciadamente es sí. Ahora ‘fragging' es la expresión preferida
entre los solados por asesinar o intentar matar a los oficiales
autoritarios, impopulares o agresivos. Cuando se informa de la muerte
de estos oficiales se oyen vítores en las trincheras o en los cines de
algunos regimientos.
"En la publicación militar clandestina GI Says
se ofrecía una recompensa de 10.000 dólares por asesinar al teniente
coronel Weldon Honeycutt, poco después del costoso ataque a Hamburger
Hill (Colina de la Hamburguesa) a mediados de 1969, que fue iniciado y
dirigido por Honeycutt.
"La cuestión de negarse a combatir, un eufemismo oficial para describir
la negativa de ir a la batalla y que es el peor crimen que un soldado
puede cometer, recientemente volvió a reaparecer cuando el escuadrón B
de la Primera de Caballería en la frontera laosiana se negó a recuperar
el vehículo de su capitán que contenía los códigos, órdenes secretas y
consejos de comunicación. Ya en 1969 toda una compañía de la Brigada de
Infantería Ligera 196 se sentó en mitad del campo de batalla. Más tarde
otra unidad de la famosa Primera División Aerotransportada se negó,
delante de las cámaras de la CBS, a avanzar en un sendero peligroso.
"Buscar y evadir (cuando una unidad en silencio evitaba
la batalla) es prácticamente un principio ahora. La expresión GI para
esto es ‘CYA (cúbrete asno) y vete a casa'. Esa práctica de
búsqueda-y-evasión no pasaba desapercibida para el enemigo y se veía en
el hecho de que la delegación del Viet Cong en las negociaciones de paz
en París declaró: ‘Las unidades comunistas en Indochina han dicho que
no se ataque a las unidades norteamericanas a menos que les provoquen".
Los soldados estadounidenses asesinaban a sus propios oficiales. Esta
práctica dio lugar a una nueva palabra en inglés: "fragging", derivada
de "bomba de fragmentación". Una página web no oficial de la policía
militar norteamericana da los siguientes cálculos del número de
víctimas:
"Terry Anderson, de la Universidad Texas A&M dijo que entre 1960 y
1973 hubo un aumento del fragging. El ejército norteamericano no tiene
estadísticas exactas sobre cuántos oficiales murieron de esta manera.
Pero conocen al menos 600 casos de fragging confirmado y otros 1.400
donde los oficiales murieron en circunstancias sospechosas. Como
resultado de esta situación, el ejército estadounidense a principios de
1970 no estaba en guerra con el enemigo sino que estaba en guerra
consigo mismo".
Esta era la razón principal por la cual el imperialismo norteamericano
tuvo que abandonar la guerra en Vietnam. Si hubieran continuado podría
haber tenido consecuencias revolucionarias en los propios Estados
Unidos. Los imperialistas, por lo tanto, llegaron a la conclusión y
arrojaron la toalla. El 23 de enero de 1973, EEUU, Vietnam del Sur y
Vietnam del Norte firmaron los Acuerdos de Paz de París, con ellos
terminaba el combate de EEUU en Vietnam. El ejército norteamericano
terminaba y cinco días después entró en vigor el alto el fuego. A
finales de marzo abandonaron Vietnam las últimas tropas de combate
estadounidenses. La guerra realmente había terminado, aunque el régimen
títere de Saigón se aferró al poder durante casi otros dos años. Pero
privado de la ayuda estadounidense era un régimen condenado.
La caída de Saigón
Nixon, que cada vez mostraba más síntomas de inestabilidad mental,
estaba fuera de control. El establishment tuvo que organizar un golpe
de estado legal para echarle del poder en agosto de 1974, utilizando el
escándalo Watergate como una excusa adecuada para liberarse de él. La
clase dominante norteamericana ahora buscaba alguna fórmula para
reducir sus pérdidas y salir de Vietnam lo menos dolorosamente posible.
Pero al final tuvieron que retirarse en unas circunstancias
humillantes.
El 12 de abril de 1975 dimitió Thieu como presidente de Vietnam del
Sur. Las ratas comenzaron a abandonar el barco que se hundía. Sólo una
semana después, el 30 de abril, los tanques del FLN se abrieron paso a
través de las puertas del palacio presidencial, el corazón del gobierno
de Saigón apoyado por EEUU. Finalmente, EEUU salió de Vietnam en unas
condiciones de caos increíble, pánico y confusión. En una indignidad
final, el personal diplomático norteamericano tuvo que escapar en
helicópteros del tejado de la embajada en Saigón. Toda la tarde,
helicópteros estadounidenses -Chinooks, Hueys, Jossy Green gigantes-
sobrevolaron, aterrizaron precariamente sobre los altos de los
edificios para llevarse a los vietnamitas y a otros evacuados. En un
artículo titulado: EEUU abandona Saigón a los comunistas, el corresponsal en Saigón del periódico británico The Guardian, Martin Woollacott, informaba el miércoles 29 de abril de 1975:
"Más de 80 helicópteros aterrizaron para llevarse a los norteamericanos
que quedaban además de a miles de vietnamitas, incluido el anterior
vicepresidente Ky, y los llevó a barcos de la armada en el Mar del Sur
de China. Los pilotos eran sacados del agua cuando se deshacían de sus
helicópteros para dejar espacio para que aterrizaran más. Miles de
vietnamitas fueron evacuados en barcos de Vung Tau y otros abandonaron
en avión hacia Tailandia y Filipinas. La salida final llegó con las
órdenes de Washington y ante la insistencia del presidente Duong Van
Minh. A primera hora de la mañana, un helicóptero con 11 marines
estadounidenses ayudaron a la evacuación que finalmente se retrasó por
la explosión de un pequeño arsenal en la embajada de EEUU".
The Guardian informaba que:
"La forma en la que se fueron los norteamericanos en sí misma era un
espectáculo. Hacía tiempo que no se veían en Vietnam tantos
helicópteros, alejándose a tal velocidad, y los Phantoms sobrevolando
nuestras cabezas. Un humo rojo y naranja salía vertiginosamente de la
embajada estadounidense y en otros puntos de reunión del personal
norteamericano.
"La evacuación fue una escena fantástica cuando los helicópteros rugían
en un cielo gris y plomizo, algunas veces se veían dos docenas desde
Saigón central, y el aire estaba lleno del murmullo de sus aspas.
"El general Cao Van Vien, jefe del estado mayor, y otros oficiales
veteranos y políticos se les informó de que debían abandonar la ciudad
a bordo de helicópteros estadounidenses, porque los norvietnamitas se
acercaban para asesinarles".
Nadie sabía si las tropas del FLN asaltarían o no la capital. Había
rumores de que el gobierno revolucionario provisional y la nueva
administración de Saigón habían llegado a un acuerdo de alto el fuego.
Pero nadie podía confirmarlo ni negarlo. La ciudad esperaba su destino.
Nadie sabía que la guerra había terminado y que la ocupación
estadounidense estaba en sus últimos momentos.
Los colaboradores de Saigón ahora sin duda se lamentaban del día en que
aceptaron el consejo de Richard Nixon de "esperar" con la esperanza de
tener un acuerdo mejor. Ahora el único acuerdo que había ante ellos era
una carrera llena de baches en un helicóptero norteamericano y un
futuro incierto en el exilio. En un intento desesperado de salvar algo
de la destrucción, el viejo régimen eligió a un nuevo líder, el
presidente Duong Van Minh, que ofreció negociar. Pero el momento de las
negociaciones hacía tiempo que había terminado. Ahora todo se decidiría
por la fuerza de las armas y el régimen de Saigón no tenía armas que
utilizar.
Lenin explica que el Estado en última instancia son cuerpos de hombres
armados. Y el viejo Estado se desintegraba ante los ojos de todos.
Cuando la policía y la milicia desaparecieron de las calles todo el
orden existente se desmoronó y reinó el caos. En medio de escenas
indescriptibles de pánico, cientos de vietnamitas que habían colaborado
con las fuerzas ocupantes y el viejo régimen, luchaban por intentar
entrar en la embajada estadounidense. Los soldados del AVRN rugían por
la ciudad, destruyendo la propiedad y saqueando.
El gobierno revolucionario provisional naturalmente rechazó el alto el
fuego y la oferta de negociaciones hecha por el presidente Minh. ¿Por
qué deberían aceptarla cuando todas las cartas ahora estaban en sus
manos? "Ellos querían poner a Saigón de rodillas", decía un diplomático
occidental antes de escapar, "quieren ver apilados los M16 como una
prueba de la rendición". Esta tarea ahora no era demasiado difícil. Los
soldados del AVRN desmoralizados eran incapaces completamente de
luchar. La mayoría abandonó sus armas y se apresuraron por salvar sus
vidas, o se cambiaron las chaquetas y se unieron al FLN.
El objetivo de la guerra, como explicó hace tiempo Clausewitz, es
desarmar al enemigo y someterlo a tu voluntad. La única tarea que
quedaba por hacer al FLN era liquidar lo poco que quedaba de las
fuerzas del ARVN y organizar un nuevo poder estatal en Saigón. Pero esa
situación en las condiciones dadas, necesariamente seguiría el modelo
del estalinista Vietnam del Norte.
Dicen que un diplomático responsable de evacuar a los norteamericanos y
vietnamitas dijo: "Me siento como alguien con una escoba y un cogedor,
pero al menos intentamos cumplir nuestras últimas obligaciones". Es un
comentario bastante acertado. Todo lo que quedaban después de veinte
años de política norteamericana en Indochina era nada más que basura
para barrer lo antes posible. Los imperialistas norteamericanos sin
duda cumplieron sus obligaciones hacia aquellos colaboradores lo
suficiente afortunados para ser evacuados hacia destinos más o menos
cómodos en EEUU. Esto se aplicó a los escalafones superiores del
ejército, pero el resto fue abandonado sin ningún tipo de ceremonia a
su propia suerte.
Después de 28 años de guerra, el imperialismo norteamericano finalmente
tuvo que abandonar Vietnam en las circunstancias más humillantes
imaginables. La caída de Saigón marcó el final oficial de la guerra.
Después de gastar 150.000 millones de dólares y la pérdida de 50.000
vidas estadounidenses, EEUU había sido derrotado por un pequeño país
asiático de campesinos pobres. El ejército más poderoso tuvo que huir
de Vietnam con el rabo entre las piernas. ¿Qué dejaron detrás?
Las consecuencias
"Y donde hacen un desierto lo llaman paz" (Tácito)
La derrota del imperialismo norteamericano en Vietnam fue un
acontecimiento muy progresista y fue recibido con entusiasmo por los
trabajadores del mundo y por la corriente marxista. Permitió la
reunificación del norte y el sur, permitió al pueblo vietnamita decidir
su propio destino. Pero una década de guerra brutal había reducido
Vietnam a cenizas, sus ciudades bombardeadas, sus industrias
destruidas, su agricultura, transporte e infraestructura desbaratada.
La mayor parte de su población agraria de 82 millones de personas quedó
empobrecida con una renta per cápita de aproximadamente 550 dólares al
año. La expropiación de los terratenientes y los capitalistas fue un
gran paso adelante, aunque el nuevo régimen no tenía nada en común con
el régimen de democracia obrera establecida por Lenin y Trotsky en
Rusia después de 1917. Era una caricatura burocrática totalitaria de la
Rusia estalinista. Sin embargo, gracias a las ventajas de la economía
nacionalizada planificada, Vietnam consiguió recuperarse notoriamente
de la devastación de la guerra.
Quizá lo peor de todo fue la herencia de guerra química que EEUU libró
contra el pueblo vietnamita. Durante la guerra de Vietnam, se lanzaron
80 millones de litros de herbicidas con altas concentraciones de
dioxina, conocida como Agente Naranja, eso afectó a más del 12 por
ciento de la selva y manglares de Vietnam del Sur, un intento de
destruir el follaje que permitía ocultarse a las guerrillas del Viet
Cong. Los herederos de esta guerra química fueron miles de niños del
Agente Naranja, víctimas de las nubes venenosas que sus padres
inhalaron. Una reciente investigación ha vinculado el Agente Naranja
con la tercera generación. La Guerra de Vietnam hace tiempo terminó
pero su legado tóxico aún envenena toda la cadena alimenticia de los
lugares cercanos a las antiguas bases norteamericanas, provocando
cáncer y deformaciones en los recién nacidos. Treinta años después. Tom
Fawthrop, escribía en The Guardian:
"Tran Anh Kiet, cuyos pies, manos y piernas están retorcidas, vive a
media hora de la ciudad de Ho Chi Minh, en el distrito Cu Chi. Tiene 21
años de edad, pero su cuerpo parece el de un joven de 15 años, tiene
una edad mental de 6. Tiene que ser alimentado y sus intentos de hablar
se limitan a gruñidos.
"Hoy en Vietnam hay 150.000 niños como Kiet, cuyos padres creen que los
defectos de nacimiento son el resultado de la exposición al Agente
Naranja durante la guerra, o al consumo de alimentos o agua
contaminados por la dioxina desde 1975. Otros 800.000 vietnamitas
sufren de enfermedades relacionadas con la dioxina, incluidos distintos
tipos de cáncer".
¿Quién es responsable de estas atrocidades? En primer lugar el gobierno
norteamericano y las fuerzas armadas, en segundo lugar, las grandes
empresas norteamericanas que suministraron estos agentes venenoso e
hicieron fortuna con ello. Treinta años después, EEUU se niega a
aceptar la responsabilidad por las consecuencias de la guerra química.
No hace mucho un abogado se presentó ante los tribunales
estadounidenses, acusando a las empresas químicas de complicidad en
crímenes de guerra y exigiendo una compensación. Un juez norteamericano
falló contra los vietnamitas. Mientras tanto, dos de las empresas
relacionadas, Monsanto y Dow Chemical han seguido con su filial en la
ciudad de Ho Chi Minh, en la línea del deseo del gobierno vietnamita de
atraer inversores extranjeros.
Hoy Vietnam se enfrenta a una nueva amenaza, la amenaza de la
restauración capitalista, que ya está muy avanzada en China. Las
tiendas venden perfumes franceses y zapatos italianos para una clase
media urbana vietnamita emergente. Se ha abierto un hotel propiedad
francesa de cinco estrellas en la calle del antiguo consulado
norteamericano. Incluso en el desfile anual de la victoria algunos
barcos, patrocinados por bancos estadounidenses, llevan el logo de
empresas de crédito norteamericanas. Los bancos de guerra
estadounidenses pueden visitar los puertos vietnamitas. En la ciudad de
Ho Chi Minh, la capital, una nueva
elite de empresarios vietnamitas disfrutan de la buena vida en barras
ultramodernas y restaurantes, disfrutando del éxito y de la nueva
economía de mercado. Las empresas privadas someten a los trabajadores a
una explotación despiadada, como hacen en Rusia y China.
EEUU ahora es bienvenido como principal socio comercial de Vietnam. El
imperialismo norteamericano podría conseguir a través del comercio y la
inversión lo que no pudo hacer con bombas y napalm. ¿Por esto lucharon
los trabajadores y campesinos de Vietnam con un heroísmo tan inspirador
y derrotaron a la potencia imperialista más poderosa del mundo jamás
vista? ¿Permitirán que la burocracia privatice la economía y, como en
China, devuelvan a Vietnam al capitalismo? ¿O la clase obrera luchará
contra los elementos pro-capitalistas y llevará a Vietnam por el camino
del verdadero socialismo leninista, basado en el control y
administración democrática de la propia clase obrera? Esta cuestión
todavía debe ser respondida por la historia. Nuestra esperanza más
ferviente es que se de la segunda variante y no la primera. La clase
obrera vietnamita no se merece menos.
Londres, 31 de enero de 2008
Posdata:
Los trabajadores del mundo nunca olvidarán los crímenes perpetrados por
el imperialismo norteamericano contra el pueblo de Vientam. En la
campaña aérea Rolling Thunder se arrojaron más bombas sobre Vientam del
Norte que las utilizadas durante toda la Segunda Guerra Mundial. En los
cinco años siguientes los dos Vietnam recibieron el equivalente a 22
toneladas de explosivos por milla cuadrada de territorio, o 300 libras
por hombre, mujer y niño. 7 millones de toneladas de bombas y
defoliantes fueron arrojados en total y casi tres millones de
vietnamitas fueron asesinados. Cuarenta años después, el imperialismo
norteamericano está implicado en otra ocupación criminal: en esta
ocasión en Iraq. Los paralelismos inmediatamente son evidentes para
cualquiera que se tome la molestia de estudiar la guerra de Vietnam.
Durante casi una década EEUU bombardeó Iraq. La razón de la invasión de
Iraq, según el gobierno norteamericano, fue, entre otras cosas,
destruir las armas químicas iraquíes. El gobierno estadounidense no ha
dudado en utilizar armas químicas cuando luchó contra las guerrillas
vietnamitas ocultas en la jungla. Estas mismas damas y caballeros que
intentaron justificar el saqueo de Iraq con la presunta acusación de
que Sadám Hussein tenía armas de destrucción masiva, algo que el
imperialismo norteamericano lleva décadas haciendo y aún hace. El
ejército estadounidense está realizando el mismo tipo de guerra química
en Colombia, con la excusa de "guerra contra la droga". Obviamente,
para ellos las armas químicas sólo son desagradables cuando no las
utilizan ellos.
Alguien dijo en cierta ocasión que no existen este tipo de paralelismos
porque en Iraq no hay junglas. Pero hay desiertos y ciudades que pueden
albergar a la guerra también. La infame "misión cumplida" de Bush
recordaba las declaraciones triunfalistas hechas por el presidente
Johnson en las primeras etapas de la guerra de Vietnam. Las fuerzas
norteamericanas estaban atrapadas en una guerra invencible y ahora eso
es cada vez más evidente para el pueblo norteamericano. Como en el caso
de Vietnam, será el pueblo estadounidense el que ponga fin a la
invasión criminal de otro pueblo.
Fuente: El Militante
"EEUU ahora es bienvenido como principal socio comercial de Vietnam. El imperialismo norteamericano podría conseguir a través del comercio y la inversión lo que no pudo hacer con bombas y napalm. ¿Por esto lucharon los trabajadores y campesinos de Vietnam con un heroísmo tan inspirador y derrotaron a la potencia imperialista más poderosa del mundo jamás vista? ¿Permitirán que la burocracia privatice la economía y, como en China, devuelvan a Vietnam al capitalismo? ¿O la clase obrera luchará contra los elementos pro-capitalistas y llevará a Vietnam por el camino del verdadero socialismo leninista, basado en el control y administración democrática de la propia clase obrera? Esta cuestión todavía debe ser respondida por la historia. Nuestra esperanza más ferviente es que se de la segunda variante y no la primera. La clase obrera vietnamita no se merece menos."
ResponderBorrarEste comentario trosko está fuera de lugar.- China es un baluarte del Socialismo para el Mundo.-