jueves, 1 de diciembre de 2016

Crisis terminal norteamericana

¿Qué se le viene a EE.UU.?
(30 Noviembre 2016)


 Como ya hemos analizado en este blog, la situación del imperialismo norteamericano -y siempre es necesario esclarecer que el término es para señalar a la camarilla imperialista como clase social, infinitésima parte de la población, que domina la economía y el estado norteamericanos- es el de una crisis en situación terminal cuya forma de proceso de descomposición y destrucción se presenta con mucho parecido al de la desintegración del estado socialimperialista soviético producido a fines de la década del 80 y comienzos del 90 del siglo pasado.

 Economicamente el sistema imperialista -como forma capitalista en descomposición, de dominio de la clase burguesa monopolista financiera internacional- está incapacitado en sostener la continuidad del sistema productivo bajo su dominio sin recurrir al poder militar mundial, por lo que siendo la apropiación monopólica la base de su economía, la guerra es su forma de existencia. Ésto está por la historia plenamente demostrado en las cíclicas guerras desde la transformación del capitalismo europeo, norteamericano y japonés en imperialismo a fines del siglo XIX hasta nuestros días: 1.- El primer reparto del mundo por las potencias imperialistas en la IGM. 2.- La expanción del fascismo en el mundo y la IIGM. 3.- La agresión a los pueblos de indochina o "Guerra de Vietnam" del imperialismo mundial encabezado por el norteamericano. 4.- La "guerra fría" y el derrumbamiento de la URSS. Y; 5.- La actual guerra de agresión contra los pueblos del Medio Oriente o "Guerra en Siria". En todos ellos el robo de los recursos mundiales y la producción armamentística han sido el sustento de la "economía" imperialista y el resultado final, a lo largo del proceso, en el siglo XXI, luego del derrumbamiento de la competidora Unión Soviética socialimperialista: el dominio del "hegemonismo" del imperialismo norteamericano.

 Financieramente el imperialismo dominante está sustentado en el robo y la expoliación de los recursos de los países del mundo por la potencia "hegemónica" que se apropia "legal" o ilegalmente de esos recursos, amenazando por medio de la fuerza o sometimiento a su poder político y militar, con la moneda norteamericana que ha sido impuesta en ese proceso de dominio como el medio de cambio obligatorio apropiándose de los recursos mundiales, principalmente los energéticos, gas y petroleo.

 Social y políticamente el imperialismo norteamericano ha llegado a dominar el mundo "occidental" usando a las clases oligárquicas remanentes feudales, burguesas burocráticas o intermediarias de los países atrazados y sometiendo a los demás grupos monopólicos de Europa y Japón por medio de alianzas regionales y la ONU. El sustento del sistema social y político lo ha tenido con el dominio "ideológico" impuesto por la "ciencia" y "cultura" imperialistas por medio de la "educación" y la "prensa" regida por el capital monopólico y las clases lacayas en los países bajo ese dominio.

 Hoy, después de más de un siglo del surgimiento del imperialismo, todo eso se esta derrumbando ante nuestros ojos.

 Económicamente la inmensa superioridad del sistema de producción socialista de liberación de las fuerzas productivas del pueblo en la República Popular China han determinado que, despues de treinta años de iniciado el proceso de reforma y apertura, la economía china se constituya en el motor de la economía mundial y pase a ser el abanderado del desarrollo de los pueblos del mundo. El imperialismo mundial está incapacitado de hacerle frente en cualquier ámbito del desarrollo económico. El caso de la economía china es similar, llevándolo a un nivel superior, al del ocurrido con la economía soviética de los años del 20 al 50 del siglo pasado.

 Financieramente el sistema del dolar en su dominio mundial se ha quebrado pues la producción tanto de la República Popular China como de la Federación Rusa y todas las economías en relación estrecha con ellas se realizan en un sistema productivo libre del dominio del capital monopólico y su comercio ya no es en la moneda norteamericana sino en un intercambio directo, más aún que ahora la moneda China, el Yuan o Reminbi, es parte de la canasta de monedas DEG del sistema del BM. Principalmente el comercio energético, gas y petroleo, cuyo principal consumidor mundial es China y su principal proveedor es Rusia se realizan en rublos y yuanes. Y a este sistema financiero se están afiliando cada vez más productores y consumidores mundiales dejando de lado el dolar. Cuando algo similar quisieron hacer productores como Libia o Irak en su comercio internacional sufrieron el ataque de la potencia "hegemónica" norteamericana que destruyó esos países. Igualmente cuando Rusia se opuso a la intervención norteamericana en Siria y Ucrania viendo en proyección su propia destrucción, el imperialismo norteamericano con sus lacayos estados occidentales le impuso sanciones, pero fué alli que las economías rusa y china se aliaron financieramente -recibiendo el Rublo el respaldo financiero del Yuan- en el comercio energético primero que luego se ha ido ampliando y profundizando. El imperialismo norteamericano no puede agredir militarmente a Rusia ni China por el gran poder militar que tienen ambas y más aún que se ha demostrado en la guerra en Siria que el poder militar ruso tecnológicamente es muy superior al poder norteamericano; lo mismo se puede decir en el caso del Mar Meridional de China y la pretensión norteamericana, preparada durante largos años, para enfrentar a los países del sud este asiático con China.

 El caso del actual enfrentamiento financiero y militar Ruso/Chino con EE.UU. se puede comparar con el caso del enfrentamiento en la época de la guerra de Vietnam de la URSS con EE.UU. en el que la debilidad del dolar era aún mayor que el de la situación actual, pues éste todavía no se había apropiado del petróleo de sus estados lacayos, pero que la camarilla socialimperialista soviética subordinó el petroleo soviético al dominio del dolar, lo que le permitió al imperialismo norteamericano amainar su crisis de entonces. En el caso actual el imperialismo norteamericano ha prolongado su agonía con la emisión inorgánica llamada de la "flexibilización cuantitativa" que supuestamente se sustenta en al producción petrolera de sus estados lacayos. Pero, además de la producción rusa, hoy son muchos los países productores que se están saliendo de la cotización en dolar y sumándose al sistema ruso/chino, por lo que el dolar se está quedando sin respaldo.

 Políticamente el dominio norteamericano está mermando y su influencia en el mundo y en los organismos regionales y la ONU se ve confrontado no sólo por las potencias de Rusia y China sino por los diferentes actores internacionales como se han evidenciado patentemente en Medio Oriente y el Sudeste Asiático; en aquel la derrota militar de los terroristas patrocinados por los norteamericanos está llegando a la etapa de retirada y eliminación total que extenderá la ofensiva antimperialista a las regiones adyacentes; y en éste la respuesta independentista y de afirmación soberana de los países de la región se constituyen como ejemplos para todos los países pequeños y débiles en el mundo que ven que pueden apoyarse en las economías y poder de soporte de las potencias que los respaldarán como China y Rusia.

 En este contexto de situación internacional se han dado las elecciones del 8 de noviembre en EE.UU. que han sacado a luz las contradicciones en la cúpula de la burguesía monopolista norteamericana que denotan un nivel muy agudo ya no sólo por la campaña electoral que concluyó sino de intereses contrapuestos y hasta antagónicos entre los diferentes grupos monopólicos financieros e industriales y comerciantes que salieron despues de conocidos los resultados. Éstos han sido contrarios a los pronósticos triunfalistas de los grupos radicales "hegemonistas" encabezados por H. Clinton que planteaban la agudización de las tensiones internacionales y probablemente precipitar un conflicto internacional mayor con Rusia y China; su derrota ha llegado como onda de movida de piso para todo el lacayaje imperialista en el mundo e internamente en los EE.UU. como shock paralizante en la tropa "guerrerista" además del descréfito patente de su "prensa" a nivel nacional e internacional. Las reacciones en la tropa del ganador D.Trump, que planteó claramente una contracción militar y reactivación industrial interna, no son menos elocuentes e indican que tampoco estaban preparados y ahora preguntan con duda si las promesas de campaña podrán ser cumplidas o entrarán en componendas con la otra parte.

 Lo que hemos dicho, sustentado por la experiencia histórica, es que la economía imperialista está estructurada para la guerra y el modo de producción en que se basa es incapaz de competir con cualquier economía libre de ataduras monopólicas; por lo que el propósito planteado por Trump de reactivación industrial es imposible de realizar sin destruir el sistema de propiedad monopólica. Esa reactivación industrial sólo es factible bajo la condición de expropiación de la propiedad monopolista. Y esto más aún es válido para con la propiedad monopólica bancaria (la FED) y financiera (WS), que en el caso norteamericano incluso está fuera del control del sistema de gobierno y es de control privado de la camarilla imperialista.

 El "hegemonismo" o "imperio global" ya perdió, el pueblo norteamericano le ha negado continuar con la precipitación a la guerra en el mundo a la camarilla gobernante; sólo queda la recomposición económica interna o "fortalecimiento americano" pero eso requiere el cambio de la estructura de la producción en EE.UU. y más el cambio de la estructura financiera que va a ser muy dolorosa si se tienen en cuenta que los billetes sin sustento emitidos por la FED y que se han regado por el mundo van a regresar indefectiblemente a la economía norteamericana y ésta tendrá que asumirlo con el riesgo hiperinflacionario que conllevará. ¿Quién asumirá la dirección de este proceso?


 Obrero en Línea.

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 A continuación un artículo de southfront que describe las dos posiciones encontradas dentro de la clase dominante norteamericana resultante de la recien concluída elección en EE.UU. y que sintetiza como "Imperio Global" vs. "Fortalecimiento Americano".

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southfront
EE.UU. DE TRUMP: ¿IMPERIO GLOBAL O FORTALEZA AMERICA?
29.11.2016 Escrito y producido por SF Team: J.Hawk, Daniel Deiss, Edwin Watson

Mientras que en la campaña electoral, el presidente electo Donald J. Trump hizo una serie de declaraciones que sugieren un cambio de una política de intervencionismo, combinado con un enfoque en la salvaguardia de las fronteras de los Estados Unidos y el empleo a expensas de la ideología dominante del globalismo. ¿Puede y va a cumplir con estas promesas? Hay muchas razones para creer que él realmente empujará la política exterior de EE.UU. en esta dirección, pero al mismo tiempo se enfrentará a obstáculos en su camino.

Uno de los factores que lo ayudan claramente es el hecho cada vez más indiscutible de que el globalismo como ideología ha sido desacreditado, excepto, irónicamente, entre las "clases creativas" liberales y entre las élites financieras. El resto de la sociedad y de la élite son cada vez más escépticos de estas políticas, si no directamente opuestas a ellas, lo que significa que están dispuestos a experimentar con el nacionalismo económico e incluso aislacionismo.

Trump también se beneficia del hecho de que casi todos los neoconservadores han apoyado la candidatura de Hillary, al parecer convencidos de que su victoria era casi inevitable. Estando en el lado perdedor, se han eliminado de la consideración de puestos dentro de la Administración Trump, y las primeras opciones de personal lo reflejan. La primera elección del ex director de la CIA, James Woolsey, es indicativo del cambio gradual hacia el modelo "Fortress America". Si bien Woolsey apoyó la invasión de Irak en 2003, se abstuvo especialmente de llamar a una "zona de exclusión aérea" sobre Siria y también está a favor de la expansión de la producción energética estadounidense para reducir la dependencia del petróleo de Oriente Medio, un requisito previo para la retirada política y militar de Estados Unidos de la región. Otra figura prominente en el campo de Trump es el general Michael Flynn que, al igual que Woolsey, proviene de la comunidad de inteligencia, prioriza la amenaza islamista y, como Woolsey, es un ex demócrata que no puede encontrar un hogar en el Partido Demócrata que no haya sido tomado por los neoconservadores. Flynn asistió a una cena de alto perfil en Moscú en 2015 y pronunció un discurso en la convención del GOP de 2016, en la que faltó el tono antirruso de la campaña demócrata. Tampoco hay que olvidar que el funcionario más importante de la Administración Trump será el vicepresidente Mike Pence, cuyo enfoque principal es la política interna de Estados Unidos, con miras a crear empleos y reducir el tamaño del gobierno.

Esto no quiere decir que ninguno de ellos se oponga en principio al "imperio global", pero con una advertencia: los neoconservadores parecen comprometidos, sin importar cuál sea el costo y el riesgo, mientras que la gente de Trump ha apoyado en el pasado varios acuerdos comerciales, invasiones y enfrentamientos internacionales, incluyendo Irak, Siria y Ucrania, siempre y cuando el costo fuera bajo. Mientras que los neoconservadores pueden ser calificados de psicológicamente perturbados, los conservadores de Trump son pragmáticos costo-beneficio. Hace una década, parecía que el "imperio global" no tenía consecuencias adversas. Ya no. Irak, Libia, Yemen y Siria sólo han impuesto costos a los EE.UU., sin beneficios a la vista. Millones de migrantes y refugiados, desalojados por una combinación de políticas de libre comercio y revoluciones de color, son un problema político tanto para la UE como para Europa. Por último, pero no menos importante, las respuestas políticas y militares de Rusia a la agresión de la OTAN contra Ucrania y Siria y su capacidad para resistir e incluso beneficiarse de la presión económica occidental hacen que la perspectiva de seguir políticas de "imperio global" sean cada vez más costosas y arriesgadas. La eficacia demostrada de las políticas rusas hacen que Rusia aparezca como un potente aliado potencial. La elección de Trump fue esperanzadamente el evento necesario para inclinar la balanza hacia la estrategia "Fortaleza America" ​​apoyándose en una combinación de fortalecimiento de las fronteras estadounidenses, haciendo que el país dependa menos del comercio internacional y de los recursos y reduzca el costo de los compromisos internacionales.

Al mismo tiempo, el campo del "imperio global" no desaparecerá sin una pelea, aunque las cartas que tiene son muy débiles. No sólo se han asociado con un candidato perdedor, la falta de éxito de sus políticas significa que no tienen un plan creíble para ofrecer. Los intentos de desacreditar a Trump utilizando escándalos sexuales o presuntos vínculos con el Kremlin no han tenido ningún efecto y, de hecho, pueden haber resultado contraproducentes. Las débiles manifestaciones de "revolución de color" en varias ciudades de Estados Unidos no tienen efecto. Queda por ver, sin embargo, si el equipo de Trump-Pence logra disuadir a los principales medios de comunicación de continuar la cobertura negativa del presidente electo para obligarle a desviarse de su camino elegido. También se puede prever la presión sobre Trump que se ejerce presionando a los miembros de su familia usando escándalos, con el fin de "enseñarle" que desafiar el "estado profundo" de Estados Unidos será costoso. Técnicas similares se han utilizado sobre varios líderes internacionales, con el presidente de Ucrania, Yanukovich, siendo efectivamente neutralizado durante el Maidan por el aluvión de propaganda masiva. Trump no se beneficia, sin embargo, de sus circunscripciones centrales simplemente no cree en los medios de comunicación principales de EE.UU.

Como mínimo, las "élites globales" intentarán encontrar la mayor cantidad de información comprometedora con respecto a Trump, su familia y asociados cercanos como sea posible, para hacerle una "oferta que no pueda rechazar" respaldada por un considerable "premio de consolación". Si Trump se niega a sucumbir a las presiones directas e indirectas y a los intentos de perseguir incluso parte de lo que prometió durante la campaña, los oponentes de Trump se embarcarán en medidas más drásticas, incluyendo una demostración permanente como Maidan destinada a empañar la reputación de Trump o incluso un intento de asesinato . Mientras que lo primero es muy probable, esto último es algo menos plausible porque resultaría en elevar a Triump a martir y también sentar un precedente para futuros asesinatos, algo que la élite estadounidense teme en gran medida. Sin embargo, Trump tendrá que lidiar con una tremenda y constante presión psicológica que se ejercerá sobre él a través de sus estrechos asociados, la familia, y por supuesto los medios de comunicación, con el fin de desorientarlo y desviarlo.

Además, los enemigos políticos de Trump seguirán un enfoque internacional, utilizando la OTAN y la UE como medios de ejercer presión sobre la nueva administración, a través de provocaciones militares si es necesario. EE.UU., siendo relativamente escaso, país rico en recursos no muy diferente de Rusia, puede seguir una estrategia de "Fortaleza América". A la UE le resultaría mucho más difícil hacerlo sin adoptar una gobernanza autoritaria, ya que requiere una esfera de influencia "habitat" que proporcionaría recursos naturales de que carece el continente. Pero esta Europa no tiene ninguna Gran Armada o Wehrmacht, sino que tiene que depender del poder militar y de la subversión de Estados Unidos. Por lo tanto, la histérica reacción europea ante las elecciones estadounidenses, por la adopción de una estrategia de "Fortaleza América" ​​por parte de los Estados Unidos, hace que la propia estrategia de expansión de la UE sea obsoleta.

Decidir qué hacer con la relación de Estados Unidos con Europa, que se ha convertido en un importante desagüe de los recursos de EE.UU., será un desafío importante para la Administración Trump. Si se deriva en el mismo camino que su predecesor, será en última instancia, debido a su incapacidad para redefinir sus relaciones con un conjunto cada vez más oneroso y costoso de aliados en el otro lado del Atlántico, y por esta razón el resultado de las próximas elecciones en Alemania y Francia es de importancia crítica.
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