sábado, 28 de febrero de 2015

Intervención norteamericana en el Perú y el "izquierdismo" traidor (28 Feb 2015)

¡Fuera yanquis del Perú!: La consigna popular de los 60:
(28 Feb 2015)

 Ya en la década del 20 José Carlos Mariátegui señala la probable intervención militar imperialista en el Perú advirtiendo que:
"el régimen económico y político que combatimos se ha convertido gradualmente en una fuerza de colonización del país por los capitalismos imperialistas extranjeros".
 Esa fuerza de colonización que significa el poder político de las clases oligárquica terrateniente y burguesa intermediaria para la penetración imperialista ha sido, dentro de su precariedad y en el ámbito internacional de pre y post II GM, suficiente para mantenerse en el poder a esas clases sin necesidad de intervención militar extranjera hasta los sesenta en el siglo pasado.

 En el auge revolucionario internacional de la década del 60, las contradicciones de la lucha de clases en el Perú sí se expresan en toda su amplitud. Las tomas de tierras en el campo, expresión de la lucha contra la feudalidad, y las manifestaciones populares en las ciudades, expresión de la lucha contra el imperialismo, van en aumento significativamente a lo largo de la década.

 A nivel internacional ya es apreciable la lucha de las superpotencias por el dominio de esferas de influencia. En el Perú, como en toda América Latina, el imperialismo norteamericano es dominante en todos los aspectos: económico, político e ideológico; pero el socialimperialismo soviético, si bien en lo económico no tiene mayor influencia debido al poco comercio desarrollado, en lo político-ideológico si tiene una presencia notoria que se expresa en la influencia de los grupos políticos prosoviéticos en los medios sindicales, obreros, campesinos y estudiantiles, en los que también influyen, aunque minimamente, la contraparte de grupos reaccionarios y trotskistas.

 El gobierno de Belaúnde se ve rebasado por el movimiento popular al que no puede controlar y por su lado entra en contradiciones irresolubles con los demas partidos reaccionarios. Los revisionistas prosoviéticos por otro lado, para auparse en el movimiento en alza, maquinan en alianza con el trotskismo delator el surgimiento del foquismo "guerrillero" que es un buen pretexto para las clases dominantes de colocar en el tapete la intervención extranjera que ya se concretaba desde comienzos de la década con la llegada de "asesores" norteamericanos y avanzar en una intervención exterior militar mayor. La reacción del pueblo revolucionario no se hace esperar y pronto es una consigna diaria: ¡Fuera yanquis del Perú!

 Finalizando la década y ante el descontrol del gobierno de la crisis social creciente, las clases sociales dominantes y el imperialismo norteamericano no tienen mejor salida que el golpe militar, que en el caso peruano toma, a diferencia de los otros en el continente, una mascarada "revolucionaria" que cuenta con el apoyo incondicional de las pandillas fascistas y socialfascistas "izquierdistas" para frenar todo lo posible el auge revolucionario.

 El control militar del Perú con la junta fascista de Velazco se presenta así como la mejor forma de gobierno de las clases dominantes y el imperialismo y socialimperialismo aliados; en ese gobierno confluyen todas las fuerzas reaccionarias y contrarevolucionarias para aplastar el movimiento revolucionario en auge del pueblo peruano; las traiciones al movimiento popular se desatan por doquier y los organismos fascistas del gobierno velazquista se ven repletos de agitadores "izquierdistas" que entregan los organismos populares que usurpan a manos de la contrarrevolución velazquista para su liquidación. Así vemos desaparecer los organismos de lucha del proletariado y las clases populares a lo largo de la década del setenta, hasta los últimos golpes que pueden dar contra la dictadura militar en 1977 y su casi completa liquidación. Ese fue el sacrificio para terminar con la junta fascista de Velazco-Morales. Los traidores "izquierdistas" despues de doce años de dictadura militar lo único que pudieron sacar fué una efímera constitución corporativa.

  El final de la junta militar marca la entrega de la posta contrarrevolucionaria al terrorismo de "sendero" que comienza su accionar en 1980 y se ve en competencia luego con el otro grupo terrorista del "mrta" por quién crea más caos, oprime y aísla más a los organismos populares en recomposición e intimida más a la población que apenas comienza a salir del trauma represivo militar fascista. Los gobiernos 2º de Belaúnde y 1º de García, concentrados en tomar las dádivas que le dá el imperialismo con la hiperinflación y la expoliación de los recursos nacionales, ocultan el avance del terrorismo en colusión con los grupos "izquierdistas" que los amamantan con "militantes".

 El caos progresivo contrarrevolucionario de la década del ochenta que significa el avance del terrorismo hasta llevar al país al borde de la catástrofe concluye en la reacción del pueblo en las elecciones del 90 que rompen con el esquema contrarrevolucionario de "elegir" al representante de la oligarquia intermediaria financiera y el imperialismo: el nominado escritor.

 La imprevista -para las clases dominantes- elección de Fujimori inicia la derrota del terrorismo, también imprevista para ellos, y frena sus planes, así mismo, de una intervención militar norteamericana con ese pretexto. El ejército y la policía apoyándose en la población y sus organismos de combate -las Rondas Campesinas- recién creados es capaz de vencer a esas lácras antipopulares de "sendero" y aniquilarlas. A la otra banda terrorista, la del "mrta", que en su devenir delincuencial, ante su intrascendencia política y social, realiza un acto desesperado de extrema crueldad e inhumanidad secuestrando y amenazando de muerte a cientos de ciudadanos, personalidades públicas y funcionarios privados y del estado, se le dá un golpe mortal desarticulando su nefasta acción con un magistral operativo antiterrorista y de inteligencia denominado Operación "Chavin de Huantar" que ha pasado a los anales de la historia mundial como ejemplo de acción contra estos crueles actos de esas lacras sociales. Para fines del noventa no quedaban vestígios de las pandillas terroristas; el Perú no necesitó "asesores" sionistas ni de la CIA para acabar con ellos.

  Faltos de pretextos en el interior, la intervención militar yanqui se pretende ejecutar desde el exterior. En el Putumayo se presenta el peligro de intervención militar norteamericana con la ejecución del "Plan Colombia" de seis mil millones de dólares para desplegar tropas en la frontera peruana. Fujimori denuncia públicamente este plan ante la prensa internacional y es allí que se hace objeto del ataque inmediato para derrocarlo. Allí se desata el golpe contra Fujimori con  bandas de delincuentes asalariados y las pandillas "izquierdistas" de todos los matices en la "contra-revolución de color" financiada por Soros, de "los cuatro suyos" con el monigote de toledo, y se inicia el retorno a la sumisión proyanqui.

 En los gobiernos de éste último, 2ª de García y actual de Humala se han instalado bases norteamericanas en el Perú y han llegado tropas yanquis en mayor cantidad que en toda la vida republicana.

 En la actualidad se está desarrollando un nuevo auge del movimiento independentista latinoamericano unido al desarrollo del movimiento revolucionario mundial y el que en el Perú se instalen bases militares y tropas norteamericanas es un peligro para este desarrollo más aún si nuestro país, que se encuentra en el centro de sudamérica, constituye geopolíticamente un lugar estratégico para cualquier acción militar en el continente.

 El nuevo auge del movimiento popular peruano que se ha iniciado en la lucha contra la esclavista "ley antijoven" y que es parte del movimiento generacional mundial que se está desarrollando en la actualidad debe retomar como una de sus consignas principales: ¡Fuera yanquis del Perú!.

 Obrero en Línea.

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